9. Bienvenidos a Hogwarts

536 44 19
                                    

El sexto curso de los Merodeadores había comenzado, mientras que Aurora empezaba tercero y Edward Delacourt se preparaba tras la puerta del Gran Comedor para ser seleccionado a la casa en la que se quedaría durante su quinto curso

Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.

El sexto curso de los Merodeadores había comenzado, mientras que Aurora empezaba tercero y Edward Delacourt se preparaba tras la puerta del Gran Comedor para ser seleccionado a la casa en la que se quedaría durante su quinto curso.

Aurora le ajustó el uniforme tanto que él comenzó a quejarse.

—¡Me haces daño!

—Perdona —sonrió ella—. Solo quiero que todo sea perfecto.

—Te aseguro que lo has conseguido. Ya no hay más incidentes con familias malvadas ni madres locas. Y tampoco los habrá.

—Vale —suspiró—. Te esperaré junto a McGonagall para guiarte a tu mesa. Me encantaría que quedaras en Slytherin, pero te veo en Huffelpuff.

Aurora sintió un escalofrío. Cuando dijo "te veo", realmente lo veía. Veía a Edward Delacourt corriendo hacia ella por un pasillo con la corbata amarilla y una sonrisa en el rostro.

—¿Aurora? —la llamó Edward—. ¿Estás bien?

—Sí, sí. No te preocupes. Venga, debes entrar, nos veremos en unos minutos.

•••

—Gracias a todos por asistir un nuevo año a Hogwarts —anunció Albus Dumbledore, vestido con la túnica de mago y luciendo su barba plateada—. Esta noche es muy especial. Recibiremos a un estudiante de intercambio que viene de la Academia Mágica Beauxbatons, en Francia. Espero que lo recibáis con aprecio y aceptación, tal como es debido —explicó, y mientras todos murmurando, añadió—: también recibiremos a una antigua compañera (no tan antigua, realmente) que estudió el curso pasado en Beauxbatons. Demos una calurosa bienvenida de vuelta a la señorita Aurora Potter, de Slytherin.

La mesa de las serpientes estalló en vítores de alegría. Lucius Malfoy miró a sus amigos, tan sonrientes como él mismo. Narcissa se giró hacia la puerta con ilusión.

Por otro lado, en la mesa de Gryffindor, donde se había corrido el rumor del curso anterior, todos miraron a James. Él parecía contento, incluso feliz.

Y ahí estaba Regulus, entre el barullo. Su rostro estaba blanco y su expresión no tenía precio. La chica de su derecha, de cabello y ojos negros, puso una mano en su muslo e hizo algo de presión.

—¿Ahora qué, Black?

—Nosotros somos un secreto, solo lo seguiremos siendo, Sabina. Confía en mí.

—Claro que confío en ti. Pero no en ella y en su jugo de las adivinanzas de varitas.

—Tranquila, vamos a estar bien.

Aurora desfiló con la cabeza alta entre las mesas hasta llegar junto a McGonagall y Dumbledore. Se saludaron entre ellos y se puso al lado de Dumbledore.

Aurora Potter: la última Merodeadora (reescrito)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz