Capítulo ocho

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"No existe peor ciego que aquel que se niega a ver la realidad, aún teniendo todas las evidencias frente a sus ojos"

¿Es posible calmarse en territorio enemigo?

Abraham, ciertamente, no lo creía. No con sus años de experiencia y lo que presenció a lo largo de sus años de carrera. Tantas situaciones vividas lo llevaron a ser desconfiado con casi todas las personas de su entorno, sobre todo de quienes debería confiar.

Cómo era su caso en ese preciso instante, lo demostró tomando el asiento ligeramente más alejado de Ernesto.

—En nombre de todos en La Comisión, les agradecemos profundamente por sus esfuerzos en esta investigación...—.

No podía bajar la guardia desde su entrada en aquella oficina que sus vellos erizaba.

—...sus incansables búsquedas e interrogatorios...—.

Cualquier minúsculo sonido lo alteraba, el más pequeño movimiento disparaba sus nervios.

—...la traición de Amelia fue un duro golpe para nosotros. Era una excepcional trabajadora y colega, es una verdadera lástima lo que sucedió y lo que nos hizo...—.

Mantenía su mano derecha cerca de la pistola escondida tras su espalda en caso de que algo ocurriera.

—...por eso, brindemos hoy con júbilo por lo que nos depara el futuro. El ayer es el pasado, el hoy una bendición y el mañana un misterio, pero siguiendo los pasos y la dirección adecuada, podemos plantar los cimientos de un perfecto futuro en el que los jóvenes vivan con prosperidad—.

Con Ernesto, Abraham se anticipaba a cualquier cosa, esperaba la más mínima reacción extraña de su parte. Y mientras este hablaba tan carismático y alegre, su instinto le gritaba que no confiara en su sonrisa, o descuidara su nuca.

¿Por qué no todos pueden ver lo mismo?

—¡Salud!—.

Brindaron con sus tazas de té por un futuro próspero siguiendo la mano del director de La Comisión. Casi todos confiados, Abraham por obligación, y a diferencia de su grupo, él no bebió del té.

Política llegó después del brindis, la explicación a detalle de los recientes descubrimientos y teorías que cobraban sentido. Minutos que se convirtieron en horas transcurrieron platicando los sucesos actuales, hasta la mención de un tema particular.

—¿Están enterados sobre lo ocurrido con el héroe Álvaro?— Ernesto cuestionó sirviéndose más té.

—Sí— Abraham respondió por todos.

Casi nada sabían de él o de su estado, su caso se volvió confidencial apenas ingresó en el hospital. Meramente La Comisión tenía acceso al héroe, aparte del personal de salud, para hacerle un seguimiento a su progreso. Era un misterio todo lo que rodeaba a Álvaro, y que Ernesto sacara el tema lo era aún más.

—Antes de caer inconsciente debido a la gravedad de sus heridas, alegó que Phantom Wolf no solo fue el responsable de dejarlo en aquella precaria condición, sino que también le dejó un mensaje para nosotros—.

—¿"Nosotros" quiénes exactamente?— Ricardo no dudó en hacer la pregunta, una que hizo por todo su grupo bañado en la curiosidad.

La Consciencia de la SangreWhere stories live. Discover now