Capítulo dieciséis

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"El problema nunca es cuándo le temes a la oscuridad, sino cuando le temes a la luz. Dime, ¿qué te da miedo que sea iluminado al fin y no quieres enfrentar?"

Brayan tragó grueso, esta vez, sin saber cómo reaccionar a las palabras que acababa de escuchar.

«No entiendo nada de lo que me dice, ¿qué se supone que haga con todo esto? ¿Acaso tiene un propósito o...qué?» y por más que quería encontrarle un sentido a sus palabras, no podía, tal vez por culpa de su cerebro en estado de alerta máxima, tal vez porque la estupidez de Cameron lo alcanzó en ese preciso instante. Solo supo que no comprendió nada, y eso era lo que más le aterrorizaba.

Entonces Phantom Wolf carcajeó y se alejó unos cuántos pasos de él. Su risa genuina lo sacó de nuevo de lugar, y la desconfianza se elevó más de lo que el instinto de huir pudo alguna vez. Observó con cuidado al vigilante esconder sus manos dentro de los bolsillos de su oscuro sobretodo y ladear la cabeza sin dejar de mirar en su dirección, en su cuerpo específicamente. «¿También intenta leer mi lenguaje corporal...? No entiendo por qué necesitaría descifrarlo, Dios mío, no sé qué es lo que quiere, pero la pregunta no sale de mi garganta, está atascada en un nudo» volvió a tragar grueso sin saber qué hacer o cómo procesar la peculiar situación a la que se enfrentaba.

—Créeme cuando te digo que en todos mis años de vida, sumando los veintidós que tengo dentro de esta parte del mundo, aprendí a reconocer cuándo alguien es el cordero y el lobo, el inocente y el culpable, quién tiene el potencial para vivir en esta sociedad y quién no lo tiene— Phantom volvió a hablar. —Hay una gran mentira que el sistema ha intentado meter en nuestras mentes desde toda la vida, y es que "en la cadena, solo el más fuerte sobrevive y el más débil muere". ¿No?—.

Brayan asintió con lentitud, cauteloso.

—Bueno, eso no es del todo cierto. He conocido a decenas de débiles qué han sabido cómo moverse y a quiénes tener como amigos, y han sobrevivido exitosamente, de hecho, se han convertido en personas altamente influyentes desde entonces. ¿Eso qué te da a entender?—.

Brayan tenía miedo de hablar y no decir lo que Phantom Wolf quería escuchar, el pánico lo sacudía de solo imaginar en lo que el vigilante podía hacerle si llegaba a fallar, o su voz titubear. No podía defenderse de él, nadie le creería si decidía exponerlo en alguna remota posibilidad si es que vivía para contarlo. Su vida dependía de lo que saliera de su lengua.

—Fueron inteligentes— respondió al cabo de unos segundos, que para él fueron horas interminables.

—Precisamente. No contaban con fuerza física, ni con una mente de acero, o una particularidad que causara temor de solo verla en acción— Phantom Wolf enderezó su postura. —Solo contaban con inteligencia y paciencia, esas dos cualidades fueron más que suficientes para proteger sus cuellos y darles un lugar en la cadena, uno del que ahora es extremadamente complicado bajarlos. Y estoy seguro que entiendes el punto al que quiero llegar con todo esto—.

Con su mente paralizada por la alerta máxima de su cuerpo, Brayan negó, no se hallaba en condiciones para racionar ni tomar decisiones, y antes de meter la pata por intentar tirarse de sabelotodo o algo similar, escogió ser honesto.

Cuando muriera, no sería por mentiroso ni traicionero.

—Oh~ claro que lo sabes, solo que no lo quieres reconocer— el vigilante canturreó su exclamación con atisbos de diversión que no pasaron desapercibidos para Brayan. —Pero no hay problema con eso, tengo tiempo de sobra para hacértelo entender en caso de que en serio estés bien pendejo y tus neuronas no estén haciendo la sinapsis que deberían, eso es lo de menos—.

La Consciencia de la SangreWhere stories live. Discover now