Capítulo catorce

1 0 0
                                    

"Tú...tú nunca te preocupaste por nosotros, ¿no? Desde el primer momento nos engañaste para que votaramos por ti y te siguiéramos ciegamente en esta...barbaridad inconcebible, ¿cierto? No tienes alma"

Todos los que vieran a Cameron Arrieta pensaban que, por su actitud despreocupada, inconmensurable carisma y energía revoltosa que contagiaba al más callado a abrirse y gozar de los pequeños placeres que el mundo tenía para ofrecer, su vida era perfecta y el sueño prohibido de los codiciosos de corazón. Del que los periódicos presumían y las revistas idealizaban.

Lo cual era una vil mentira.

No más que una pesadilla interminable a la cual llamaba vida.

La tortura del nacer dentro de una familia déspota basada en las banalidades superfluas sobre el valor sentimental del existir, en dónde cualquier objeto que careciera de un invaluable costo mundano no tenía la más efímera pizca de relevancia delante de sus ojos. Personas de relación sanguínea a las que llamaba madre, padre, hermanos, tíos...

Gente la cual era conocedora de los requisitos mundanos para vivir entre las víboras venenosas que cazaban cabezas en los altos puestos y que el resto alababa por sus riquezas entre la escasez. Elegantes representaciones frente a las cámaras, educado hablar y fino caminar en las pasarelas y en los negocios a cerrar. Influyentes personas con contactos en todo el mundo con los que podían apoyarse y mantener por las décadas que sus estrechas amistades permitieran.

Nadie conocía la verdad de ellos, nadie era consciente de sus reales personalidades y la longitud de sus mortíferas lenguas con las cuáles cortaban cabezas y vidas de la tierra. Solo Cameron lo sabía, y por desgracia, no podría librarse del mismo mundo, aunque sí del destino que sus padres querían persuadirlo de participar.

Desde sus diez años de edad en el que su abuela paterna Eleanor, y matriarca de todo el linaje Arrieta, lo incluyó en su testamento como el único heredero de toda su fortuna y lo que en la actualidad poseía, sus padres y el resto de su familia comenzaron a tratarlo con mucho más respeto y amor del que antes carecía en su totalidad. La preocupación por su bienestar empezó a hacerse de notar, que sus minúsculas necesidades fueran saciadas y nada le hiciera falta; los insultos hacia su persona y todo lo que amaba se detuvo de la noche a mañana para recibir tratos de especial cariño y empatía; incluso sus hermanos que antes le hacían la vida imposible, comenzaron a compartir más con él.

Aunque Cameron siempre tuvo en cuenta el por qué sus familiares, que alguna vez lo repudiaron por ser el hijo no querido de Casimiro Arrieta y Joselín Baéz, de pronto cambiaron su actitud hacia él. Y aunque aquel trato amoroso no fue más que una dulce falacia, le hizo sentir genuinamente querido por el poco tiempo qué duró, y sus familiares no pudieron seguir manteniendo la fachada, y sus verdaderos colores volvieron a aflorar en el campo que pintaron de mentiras piadosas.

Y ahí el castaño entendió que, por más esfuerzos qué hiciera y actitudes que cambiara de su personalidad, ellos no lo harían. Y esa era la verdad.

Se dio cuenta que lo querían ver derrotado, sometido a sus palabras y obligado por sus mandatos, querían callar su voz y encerrar su espíritu en una jaula de azufre bañada en oro para que su alma no fuera consciente de la toxicidad en la que vivía y en su inocente mente anhelante de amor había normalizado.

No conocer otra cosa le hizo pensar toda su niñez que era normal el que su madre lo culpara por todas las fallas en su vida, que su padre constantemente lo acusara de ser el responsable de las pérdidas de los trabajos de sus hermanos, que nadie de la familia lo quería por haber nacido cuando las pastillas para abortar no funcionaron, que decenas de negocios millonarios nunca se realizaron por tenerlo qué cuidar, por los problemas de la relación de sus padres...siempre le hicieron saber lo que su existencia significaba para ellos.

La Consciencia de la SangreWhere stories live. Discover now