Capítulo once

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"La peor parte de una traición de la que nadie habla, es que nunca viene de un enemigo"

La sonora carcajada no se hizo esperar.

-Ay, tenía más de quince años sin venir a esta oficina de mierda- el héroe Paralysis abrió una botella de cerveza alemana. -¡Ernesto, qué lástima tener que verte vivo! ¿Cuándo te vas a morir a la final, maldito hijo de perra?-.

El ojo derecho del director de La Comisión tembló.

-Héroe Paralysis...qué grata sorpresa el verlo nuevamente por estos lares...-.

Cada palabra de Ernesto fue expresada entre dientes y con una sonrisa fingida, expresión de la que el dichoso héroe recién llegado se rió tanto externa como internamente sin importarle lo que pudiera ocurrirle.

Si Ernesto quería mantener su cabeza sobre su cuello, era mejor que guardara silencio y se aguantara.

-Ni en mis pesadillas diría eso, uy, susto- el cuerpo del héroe se sacudió ante el terrorífico pensamiento, caminando despreocupado hasta ubicarse en medio de Abraham y Alexander. -En fin, vine solamente pa' informarte que voy a ayudar a estos ineptos desgraciados que ves aquí en la investigación, y me vale verga si estás de acuerdo o no-.

Sus palabras lograron causarle otro tic en el ojo a Ernesto, quién suspirando entre dientes se forzó a mantener su sonrisa y a extender su mano en forma de invitación a la investigación.

-Me parece...perfecto- el director dio un vistazo rápido a los tres hombres parados frente a él. -¿Por qué no se ponen cómodos, señores, para que discutamos con mejor elocuencia los requerimientos y condiciones de esta investigación?-.

Los tres hombres, para agradecimiento de Ernesto, estuvieron de acuerdo y sin poner objeciones se sentaron frente a él para platicar y llegar juntos a un acuerdo. Abraham era quién mantenía la conversación con Alexander apoyándolo y comentando tecnicismos ocasionalmente, el héroe Paralysis solo se dedicaba a beber su cerveza y posar fijamente su burlesca mirada en el tenso cuerpo de Ernesto que lo evitaba. La situación no podía generarle más risa al héroe, que por respeto al agente Carrasco y al detective guardó silencio y no aportó nada a la conversación mientras él no fuera mencionado.

Pero eso no le impidió mantener su sonrisa de sorna y mofarse de Ernesto con comentarios halagadores y suaves cada que podía, gozaba hasta la profundidad de sus entrañas ver a Ernesto tragarse sus palabras y contraer las facciones de su rostro ante la impotencia de no poder responderle como quería, mucho menos hacerle lo que planeaba desde hace décadas. Lo tenía justo donde quería, y eso no hacía más que alegrarle la mañana.

-El propósito del héroe Paralysis en esta investigación es la de llevarnos a las comunidades rurales, gracias a sus conocimientos y buena relación con los nativos indígenas de la zona, para que podamos hablar con los ignotos sin ocasionar ningún problema- Abraham explicó finalmente, no quería seguir en esa oficina si era sincero.

-Seré el puente, en esencia- el héroe explicó finalmente. -Y si tienes un problema con eso te jodes tri mil hijo de...-.

Alexander agarró el puente de su nariz.

-Cállate-.

-Sí, mi amorcito bello y hermoso de mi vida entera, te amo- el héroe guardó silencio sin pensarlo dos veces.

Abraham no fue capaz de evitar el impulso de voltear su mirada y observar perplejo lo que acababa de suceder. El héroe Paralysis, el hombre más energético y extrovertido del campo que por nada ni nadie guardaba silencio ni sus opiniones, se calló al instante ante la petición del detective más frío y cortante en la historia de la seguridad pública. Decir que estaba anonadado era poco, aunque prontamente recuperó la compostura y seriedad cuando escuchó a Ernesto carraspear.

La Consciencia de la SangreWhere stories live. Discover now