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Abrí los ojos topándome con luces blancas del techo, parpadeé varias veces tarándome de acostumbrar a la luz de la blanca habitación

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Abrí los ojos topándome con luces blancas del techo, parpadeé varias veces tarándome de acostumbrar a la luz de la blanca habitación. Mi cuerpo dolía demasiado y me sentía demasiado cansada.

— ¡Mi pequeña! Despertaste. –exclamó mi madre entre sollozos.

Voltee lentamente hacia donde provenía la voz, la vi correr hasta llegar a lado mío y dejar un beso en mi cabeza.

— Nos asustaste mucho, pensé que te perdería. –dijo– No vuelvas a cruzar así una calle.

— Agua. –le dije, debido a que sentía mi garganta demasiado seca.

— Llamaré al doctor y te traerán un poco de agua.

Mi madre salió rápidamente de la habitación. Mientras yo me dedique a observar la gran habitación blanca, que parecía ser demasiada lujosa para un hospital público.

La puerta se abrió dejando ver a un doctor mayor, junto con un par de enfermeras detrás de él.

— Buenos días Shaleen, soy el doctor Harry Carter, nos conocimos en la Unidad de cuidados intensivos. –explicó el doctor– Yo te he estado atendiendo todo este tiempo.

Una de las enfermeras se acercó con un vaso de agua y me ayudó a beber de el.

— Gracias. –respondí con la voz aún rasposa.

— Es normal, que sienta tu voz así, debido a que te tuvimos que intubar, y el malestar desaparecerá con el tiempo. –explicó con calma– Ahora vamos a hacerle un chequeo rápido y te explicaremos qué pasó, ¿okay?

– Si, doctor.

El doctor junto con una de las enfermeras se dispusieron a realizarme diferentes chequeos desde la temperatura hasta mis reflejos.

— Todo parece ir bien, ahora le hablare a tus padres.

Segundos después entró mi mamá junto a mi papá. Los observe bien a ambos y lucían fatales, las ojeras en ambos eran bastante notorias, su semblante cansado lo decía todo.

— Bueno Shaleen, ¿sabes que día es hoy? –me preguntó el doctor.

— Es mayo 26. –respondí segura.

— Llegaste aquí después que un automóvil te arrollara, llegaste al borde de la muerte y tuviste varias fracturas, una en tu muñeca izquierda, y un trauma craneoencefálico. –explicó– Tu cerebro se inflamó demasiado y tuvimos que inducirte a un coma.

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