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— Quería hablar contigo para decirte dos cosas. —hablo Aidan.

— ¿Cuáles son?

— Quería darte el dinero de la ocasión pasada, y y también pensé que podrías tener una cuenta en el banco así sería más fácil depositar el dinero. —explicó.

— Es una excelente idea, mañana mismo iré a sacar una cuenta de ahorros.

Sonreí ante la idea, ya que así mi madre no encontraría el demás dinero que llegase a reducir en un futuro. Ya que me había revisado la habitación encontrando el dinero que cuadraba en uno de mis cajones de ropa.

— Y la segunda cosa es sobre, pedirte que seas mi acompañante.

>>Abriremos una nueva sección en el hotel de que está en la playa y me gustaría que fueras conmigo, también sera un gran día debido a que acabamos de firmar un contrato con uno de los mejores arquitecto del país.

Lo observe durante unos minutos mientras trataba de procesar su propuesta, lo que había dicho Aidan sobre aquel hombre despertó mi curiosidad. Aceptaría, no solo por el hecho que mi progenitor iba a estar en la fiesta, si no por que me encantaba poder pasar ratos a su lado.

— Esta bien, solo que me gustaría que pusiéramos una regla más.

— ¿Cual? -pregunto observándome fijamente.

— A mi madre no le gusto nada que apareciera en las noticias. -explique- A ella le causa un poco de conflicto esto que tenemos.

— Esta bien, sin cámaras.

▫️▫️▫️

El sábado había llegado, estaba nerviosa por que otra vez le iba a mentir a mi madre respecto a donde iba a ir. Cuando baje las escaleras con mi mochila, donde llevaba una libreta y la ropa que usaría. Había convencido a mi madre de que iría a casa de Sidney y después iríamos a una fiesta, aún que no había quedado convencida pero había aceptado a regañadientes.

Camine hasta la parada de autobús donde Aidan me había dicho que mandaría a uno de sus choferes por mi. No pasaron ni cinco minutos de haber llagado a la parada y un automóvil negro extremadamente lujoso se detuvo, la ventana del copiloto se bajó dejando ver a un hombre mayor.

— ¿Es usted Shaleen Dunn? —pregunto el hombre.

— Si soy yo.

Rápidamente el hombre bajo del automóvil para abrirme la puerta de atrás.

—Gracias.

Una vez dentro el hombre se apresuró a subir y continuar con el camino.

— Mi nombre es Henry Duncan, trabajo para la familia del joven Aidan desde hace treinta años.

— Es un placer.

— Si me permite decir, creo que es más hermosa de lo que me contó el joven Aidan. —hablo desde su asiento sin despegar la vista de la carretera.

— Muchas gracias. —respondí.

Mi corazón latió más rápido al saber que Aidan hablaba sobre mi con personas que conocía de toda la vida. Y eso hacía que cada día me gustara más.

El resto del camino hablamos sobre varias cosas, sobre la vida de ambos y al final estaba muy encantada con Henry que había insistido en que lo llamara así.

—Fue un placer conocerla señorita Shaleen. —hablo mientras sostenía la puerta para que pudiera bajar.

— El placer fue mío. —le respondí con una sonrisa.

Aún era muy temprano así que no había nada de gente y cámaras merodeando el lugar. Las puertas del hotel eran eléctricas así que en cuento me acerque se abrieron. Una vez dentro tome mi celular y le mande un mensaje a Aidan  para avisarle sobre mi llegada.

Sonreí al ver a Aidan salir del elevador, quien vestía con un pantalón colo beige con una camisa de vestir azul cielo y un saco del mismo color de su pantalón. Mi corazón se acelero mas al sentir los labios cálidos de Aidan sobre los míos.

— Hola Shaleen.

— Hola. —respondí con una gran sonrisa.

— Ten, es una de las llaves de mi habitación, ponte cómoda y arréglate.

>>Quisiera estar contigo pero aún hay cosas que tengo que verificar para la fiesta. Subiré más tarde para arreglarme.

— Está bien, ahí te estaré esperando. —le dije mientras tomaba la tarjeta para abrir la puerta de su habitación.

Esta vez fui yo quien tomó iniciativa de darle un beso, para después ir hasta la habitación.

▫️▫️▫️

Cerca de las siete y media de la tarde cuando ya había terminado de arreglarme, la puerta de la habitación se abrió dejando ver a Aidan. Después de saludarnos y una mini sesión de besos con renuencia se fue a dar un baño y a arreglarse debido a que teníamos que reducir los invitados.

Cuando termino, sonreí al verlo con un traje gris claro y una camisa de vestir blanca, con los primeros tres botones desabrochados. Jamás me iba a cansar en decir lo guapo que era y lo tanto que me atraía.

— Está guapísimo señor Eaton. —le dije en cuanto estuvo frente a mi.

— Muchas gracias señorita, pero usted luce mucho más guapa. —me dijo con una gran sonrisa.

Tomó mi mano y me hizo dar una vuelta sobre mi propio eje, para después darme un beso en la mejilla.

— El azul celeste definitivamente es tu color. —me dijo— Tú vestido combina perfectamente con el azul celeste de tus ojos.

Sonreí ante su cumplido, definitivamente ese hombre sabía como hacer sentir a una mujer muy enamorada.

Sugar HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora