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El automóvil de Aidan se estacionó frente a su hotel, el pánico me invadió en cuanto vi la cantidad de paparazzis afuera del hotel.

Parecía una de esas películas, donde una gran alfombra roja se extendía sobre el suelo y a los lados de esta cordones rojos de seguridad impedían que los fotógrafos hicieran un desorden.

— Se que puede ser un poco agobiante, pero si quieres podemos entrar por otra de las jergas del hotel.

Lo observe durante unos sengundos perdiéndome en su hermosa mirada grisácea.

— Entremos por aquí. —hablé con seguridad.

Me sonrió en respuesta, y las puertas del auto se abrieron. Unos botones vestidos con un elegante traje rojo con detalles dorados y guantes blancos me dio la mano para poder salir.

En cuanto termine de salir del automóvil los flashes llegaron dejándome ciega por unos segundos, en cuanto recupere mi visión en esta apareció Aidan, quien sin dudarlo tomó mi mano e inició a caminar por la gran alfombra roja.

¿Es tu nueva novia? ¿Es tu prometida? ¿Cuál es tu nombre? ¿Cuando es la boda? ¿Cuantos años tiene? Gritaban los paparazzis mientras caminaba con Aidan hasta la entrada del hotel.

Solté un pequeño suspiro al llagar al interior del lugar. Sabía que Aidan era un tipo multimillonario pero nunca me había dado cuenta que era una pequeña celebridad en el ámbito empresarial, tal vez por eso jamás lo había visto antes por que solo me interesaban cotillear sobre los famosos de Hollywood.

En el lobby del hotel había un gran cartel con el nombre de la fundación, enfrente de este se encontraba el padre de Aidan con una mujer mayor, quien era muy hermosa con su cabello cobrizo callando por sus hombros. La sonrisa del padre de Aidan desapareció por unos instantes.

— Padre. —saludo Aidan— Tía Susan. —saludo a la mujer de lado de padre con una gran sonrisa y un beso en la mejilla.

— Veo que por fin desististe traer a una chica, ya era tiempo. —hablo la mujer mientras me observaba.

— Padre y Tía, les presento a Shaleen Dunne, mi novia.

Al escuchar hablar a Aidan la saliva de mi boca causo que me atragantara con ella, tratando de asimilar lo que había dicho.

—Shaleen, él es Raúl Eaton, mi padre y Susan Eaton, mi querida tía.

— Es un gusto. —hablé mientras extendía mi mano hacia el padre de Aidan, el hombre me observo de arriba a bajo con una mirada desaprobadora y cuando pensé que dejaría mi mano en el aire tomó mi mano. Después extendí la mano hasta la hermosa mujer.

— Eres muy hermosa Shaleen, me da gusto conocerte. —exclamó emocionada.

— Vayan, dentro hay una mesa para ustedes. —hablo Raúl observando fijamente a su hijo— Tu y yo hablaremos después. —dictaminó seriamente.

Aidan solo observo a su padre y se alejó de él para estar junto a mi. Tomó mi mano para guiarme al salón de eventos que había en el hotel.

Afuera había un hombre quien nos guió hasta una de las mesas que estaban cerca del escenario. El lugar resplandecía de lo elegante que era, las luces tenían un poco opaco lo que hacía que el ambiente fuera más elegante, cerca de treinta mesas estaban en todo el lugar dejando un espacio en el centro donde sería la pista de baile.

Había un pequeño escenario donde un cuarteto tocaba una canción que no reconocía. En la mesa estaba Alex y su esposa hablando entre ellos.

Después de saludarlos nos sentamos cerca de ellos. La música solo era ambiental por lo que podíamos hablar sin tener problema por ello.

Durante casi quince minutos habíamos estado charlando y riendo por algunos chistes que contaba Alexander. Mi vista se dirigió unos segundos hacia la puerta por donde estaba entrado aquel hombre que nos habíamos topado en la boda que había asistido con Aidan.

El hombre caminaba con la barbilla en alto y junto a él estaba su esposa y su hija, quienes parecían no estar interesadas en estar aquí. Mi sonrisa se borro al verlos seguir al chico de la puerta hasta la  nuestra mesa.

— Buenas noches caballeros y bellas damas. —hablo el hombre.

—Buenas noches señor Kent. –saludo Aidan, levantándose de la mesa para saludar. Todos los demás hicimos lo mismo.

Cuando mi acompañante saludo a Sofía fue como si todo su desinterés por estar aquí se hubiera esfumado. Salude a la familia Kent y volví asentarme alado de Aidan, mientras Sofía se sentía del otro lado de Aidan con una sonrisa triunfante.

Por alguna razón aquella chica de cabello rubio y ojos azules no me daba buena espina. Había algo en ella que no me gustaba o tal vez solo no me gustaba en la forma que veía a Aidan.

— Buenas noches, espero que esta velada sea de su agrado y se la pasen estupendo, gracias a la familia Eaton por esta obra benéfica. —hablo una mujer de unos treinta años quien estaba sobre el escenario. 

▫️▫️▫️

— Hijo, lleva a Sofía a bailar. —hablo fuertemente el padre de Aidan pera que pudiéramos escuchar a través de la música. 

Aidan a mi lado apretó la mandíbula y le dio una sonrisa bastante forzada a su padre, después me observo como esperando mi aprobación.

— Ve, yo iré al tocador. –le dije con una sonrisa.

Aidan dejó un meso sobre mi mejilla y se levantó para ofrecerle su mano a Sofía, quien aceptó encantada.

— Iré al tocador. –informe levantándome de la silla.

Rápidamente llegue hasta la puerta, en realidad no quería ir al baño, solo quería tomar un poco de aire.

No aguantaba estar más ahí adentro, recibiendo miradas de desagrado del padre de Aidan y de Sofía, así como comentarios sobre mi. Camine hacia uno de los pasillos topándome con una puerta de cristal que daba a un bonito jardín con algunas pequeñas mesas redondas.

— Aquí estas, estaba buscándote. —hablo el padre de Aidan a mis espalda.

Me di la vuelta para quedar frente a él. Quien estaba sacando lo que parecía ser una chequera de dentro de su saco, junto con una pluma plateada.

— ¿Cuantos ceros quieres que le ponga al cheque para que dejes a mi hijo?

Sugar HeartsWhere stories live. Discover now