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— Si, soy yo. –respondí saliendo de mi trance. Al mismo tiempo que Aidan se levanta para saludarme.

— Que tenga una linda estadía señorita. –me dijo el mesero y se retiró. Una vez que se retiró, Aidan se acercó, tendiéndome la mano en forma de saludo.

— Mucho gusto. –habló con seriedad.

— El gusto es mío señor Eaton. –Respondí para después  ambos nos sentamos.

— Por favor deja de las formalidades y solo llámame Aidan.

— Está bien Aidan.

— Vamos a ordenar y después vamos hablar sobres el asunto.

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Habíamos terminado de comer, a decir verdad me seguía sintiendo avergonzada por el precio de la comida, y la generosidad de Aidan de pagármela. Aún no estaba acostumbrada a este tipo de cosas.

— Bueno, la próxima semana tengo que ir a una boda de un socio, tengo que ir acompañado así que por eso te contacte.

— ¿Donde será? —pregunté curiosa.

— En Villa Hill. —respondió.

Lo miré con sorpresa, Villa Hill el hotel más caro de la ciudad.

— Perfecto, dígame más.

— Pasare por ti a las 7:30, me mandas tu dirección por mensaje. —habló mientras su mano viajaba a su saco y buscaba algo dentro de este— Ten, ve aquí a comprarte el vestido, di que vienes de mi parte, puedes elegir el que desees, es mi primer regalo.

Lo mire expectante, mientras veía el nombre en la tarjeta donde estaba reservada mi cita. Era una de las mejores boutiques del país.

— Muchas gracias, es un lindo regalo de su parte. –dije, y observé cómo me sonreía. Quería salir corriendo de ahí este era un hombre extremadamente guapo que me hacía sentir intimidada.

Seguimos hablando sobre el tema, habíamos acordado que solo sería su compañía y que no me iba a forzar a hacer cosas que no quisiera. También me dijo que le gustaría que nos viéramos entre semana para ir por un café y conocernos un poco mejor. Media hora después se había despedido por qué le había surgido un asunto importante de su trabajo y se tenía que ir urgentemente. Ahora estaba en el estacionamiento con mis amigos.

— Amiga sigo sin creérmela, es súper guapo. –dijo por tercera vez mi amiga.

— Créeme que no sé cómo no salí corriendo de ahí, la verdad es muy guapo.

— Pues deberías tener cuidado con él, puede ser un asesino o algo por el estilo. —musitó Oliver, abrochándose el cinturón de seguridad.

— ¿Es que acaso no lo viste? —pregunto indignada mi amiga— Ese hombre es todo menos alguien malvado.

Oliver se dispuso a rodar los ojos para después comenzar a conducir.

— ¿Que más te dijo? —pregunto mi amiga.

— Quiere verme entre semana y me dio una tarjeta para que valla por un vestido a Vinter's.

— ¡Oh por Dios! —exclamó mi amiga emocionada, era una de sus tiendas de vestidos favoritas, aún que casi no iba muy seguido— Iremos ¿mañana?, para tener tiempo de escoger el vestido perfecto.

— Claro que si. —respondí emocionada— ¿Oliver nos acompañas? –le pregunté a mi amigo, quien ante la pregunta me miró unos breves instante por el retrovisor.

— No creo poder. —respondió

— Oh vamos Oli, nos hará falta la opinión de un hombre. —intentó convencer mi amiga.

— Bueno, pero no se tarden mucho. —respondió sin ánimos— también empezare a cobrar mis servicios por ser su chófer.

— Lo que tú digas mi querido Oli. —le dije molestándolo con su apodo el cual detestaba.

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Al siguiente día, quede de bverme con Sídney y Oliver a las diez de la mañana en casa de mi amiga. Llegue cinco minutos antes de la hora establecida, el automóvil de Oliver se encontraba estacionado frente a la casa de mi amiga. Una vez que llegue al automóvil fui del lado del conductor y di pequeños golpecitos en el vidrio de la ventana, haciendo que Oliver levantara su cabeza de su celular. Mi amigo bajo el vidrio.

— Hola rubio oxigenado. —hable para después darle un beso en la mejilla.

— Hola Shaleen, yo también te extrañé.

— Aquí estoy, valla que somos una personas súper puntuales. —hablo mi amiga para después saludarnos a cada uno con un beso en la mejilla.

— Andando.
Le hicimos caso a Oliver y subimos a su automóvil, para que después mi amigo comenzara a conducir a aquella famosa tienda de diseñador. Media hora después llegamos, Oliver estacionó su automóvil para después entrar juntos a la tienda.

— Buenos días, ¿tienen cita? —pregunto una chica castaña desde un recibidor.

— Si, Aidan Eaton me aparto una cita, me dijo que le diera esto. —dije extendiéndole la pequeña tarjeta que me había dado el día de ayer. La chica me observo con asombro.

— Claro, ¿señorita?

— Shaleen Dunne.

— Okay señorita Dunne, en unos instantes llegará una compañera mía para que los atienda. Por cierto puede comprar el vestido que usted quiera no importa el precio.

— Si gracias. —hable sorprendida. Observé a mis amigos y Sidney me observa con una ardiente sonrisa mientras, Oliver me observaba con una ceja alzada.

Minutos después llegó una mujer castaña y se acercó a nosotros con una sonrisa amable.

— Buenos días, soy Celeste y les ayudaré a elegir el atuendo perfecto. —se presentó sonriendo ampliamente y observando de más a mi amigo. Aún que nadie la podía juzgar, Oliver era muy guapo.

— Muchas gracias Celeste, estamos buscando un vestido de noche para una boda.

— Okay, síganme.

Seguimos a Celeste, nos llevo a una sección de la tienda donde había puros vestidos de noche súper elegantes y por lo que veía también carísimos.

— ¿Cómo te gustaría que fuera tu vestido? ¿Algún color en especial?

— Me gustaría un vestido color vino, y me gustaría que tú me ayudaras a elegir. —le respondí a Celeste.

— Perfecto, sígueme.

— Iré con ustedes. —hablo mi mejor amiga.

Sugar HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora