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— ¿Disculpe? —pregunté un poco incrédula.

— ¿Que dices de cinco ceros y una casa mejor que en la que vives? —hablo mientras escribía en el cheque.

Guardo la pluma y me tendió el cheque, observe la cantidad de dinero, era más de lo que podía tener en la vida.

— Vamos, tómalo y sal de nuestras vida. —hablo tendiéndome el cheque de nuevo— Se que estás con mi hijo por dinero así que tómalo y no te hagas la ofendida.

— No quiero su dinero. —hablé segura.

Una parte de mis se sentía muy ofendida por la propuesta del hombre, pero la otra parte de mí decía que no podía estarlo pro que la única razón por la que están con Aidan era por su dinero. Al menos Aidan estaba consiente del por que yo esta con el.

— Tómalo o me encargaré de destruirte.

— Te ha dicho que no quiere tu dinero, padre. —hablo Aidan quien está detrás de su padre.

La mandíbula del hombre frente a mí se tensó. Aidan llegó junto a mi y tomó mi mano para jalarme lejos de ahí.

Nadie dijo nada mientras caminábamos hasta el elevador, Aidan presionó el piso del sótano, y segundos después la puerta se abrió. Caminamos hasta donde estaba su lujoso automóvil y soltó mi mano.

— Siento mucho lo que ha pasado allá. –hablo mirándome a los ojos.

— No es tu culpa, es...

— Shaleen, mi padre no te hará nada mientras estemos juntos.

▫️▫️▫️

— ¿A donde vamos? —pregunté en cuanto el automóvil se desvió de ruta.

— A mi departamento, es demasiado temprano para que te vayas, ¿qué dices?

— Está bien.

Observe la hora en mi celular y efectivamente era temprano, solo habíamos estado cerca de dos horas en la cena.

Kilómetros después el automóvil se detuvo en el estacionamiento se detuvo dentro de un lujoso complejo de departamentos en una de las zonas más lujosas de la ciudad.

Bajamos y caminamos hasta el elevador, para llegar a piso diez en cuestión de segundos. Salimos de ahí para poder caminar por un pasillo donde habíamos dos puertas. Aidan camino hacia la puerta de la derecha para sacar unas llaves y abrirla.

Dentro del departamento todo luce hermoso y lujoso. Mis ojos viajan por todo el lugar fascinada, el tamaño de su departamento podría llegar a ser el doble de grande que mi casa.

— Es muy hermoso. —hablé observando todo con mucha fascinación

— Gracias. —respondió mientras caminaba a lo que parecía ser la cocina.

Regreso con una botella de vino y dos copas. Ambos los dejo sobre una pequeña mesita que había en el centro de la sala. Se quitó el saco y lo dejó sobre un sillón individual, también doble las mangas de su camisa hasta la altura de sus codos.

— Sentémonos. —dijo.

Le obedecí y comenzó a servir, cuando terminó me pasó una de la copas.

— Gracias respondí.

Aidan tomó el conteo de la televisión y la encendió entrando a Netflix, buscó una comedia y la puso. Conforme la película avanzaba la botella se iba quedando vacía. Para el final de la película, se había acabado.

— ¿Te había dicho lo hermosa que luces esta noche? —hablo Aidan, quien estaba. Sentado junto a mi con uno de sus brazos sobre mis hombros.

— No, pero ahora lo sé. —redondo con una sonrisa— Tu también luces guapísimo.

— Yo siempre estoy guapísimo. —hablo soltando una ronca risa y guiñándome un ojo.

La vista de perfil de Aidan era perfecta, en realidad él era mi tipo de hombre perfecto.

— De verdad eres muy guapo. —solté en mi momento valentía.

— Tu también eres muy guapa Shaleen. —dijo mientras me observaba fijamente y sus ojos viajaban a mis labios.

Estuvimos mirándonos durante varios segundos que parecían eternos hasta que sentí como los labios de Aidan se juntaban con los míos en un beso lento. En algún punto había terminado sentada sobre el regazo de mi acompañante, al mismo tiempo que el beso se volvía más feroz y apasionado. Nos separamos por falta de aire, y nos quedamos observándonos.

— Me gustaría poder besarte cada vez que quiera. —hablo con voz ronca tocando mi mejilla con una de sus grandes manos.

Sonreí ante su petición, claro que aceptaría, era Aidan Eaton, cualquier cosa que él me pidiera no dudaría en aceptar.

— Puedes hacerlo cuando quieras. —respondí por fin.

Su respuesta fue otro beso, más intenso que el anterior, sus manos fueron hasta mis caderas aferrándose fuertemente a ellas. Mis manos fueron hasta sus cabellos y los pasé mis dedos comprobando lo sedoso que era su pelo.

Su lengua entró en mi cavidad bucal, explorando cada parte de ella, y yo no dudé en hacer lo mismo. Se levanto del sofá tomándome por sorpresa haciendo que me aferrara a sus caderas con mis piernas. Camino hasta que entramos en lo que parecía ser su habitación, me recostó suavemente sobre su gran cama.  Con su ayuda desabroche el cierre del vestido, lo quito en un ágil movimiento botándolo por algún lugar de la habitación. Comenzó a dejar besos sobre mi cuello y mis hombros, después otra vez en mi boca.

▫️▫️▫️

El molesto sonido del tono de llamada comen sonar por algún lugar.  Abrí los ojos lentamente acostumbrándome a la gran luz que entraba por la gran ventana de la habitación. Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a aparecer en mi mente, causando que mi cara comenzara a tornarse caliente.  Abrió los ojos con sorpresa por que no recordaba nada más después de llegar a la habitación de Aidan, tome la sabana azul que cubría mi cuerpo entonces el alivio y un poco de decepción llegó a mi cuerpo. Aun tenía mi ropa interior, lo que significaba que no había sucedido nada más que besos. Observe alado de la cama
y noté que el lugar estaba vacío.

— Shaleen, alguien te está hablando por teléfono. —se escuchó la voz ronca de Aidan proveniente de la entrada de la puerta. Extendió su brazo con el celular aun sonando.

Rápidamente me levante de la cama, y tome el celular, observando la gran sonrisa de Aidan.

— Ahora si es un gran día. —hablo alejándose de la habitación.

Lo mire desconcertada por sus palabras, hasta que recordé que estaba en ropa interior, él había hecho parar para verme así.

Sugar HeartsWhere stories live. Discover now