Rahe y Luce estaban fuera del gran salón aguardando a sus padres para saber que es lo que había ocurrido.
Un fuerte quejido alertó a los príncipes. Rahera desenfundó su espada y puso a su hermano detrás de ella antes de abrir la puerta con una fuerte patada.
La escena frente a ella la impactó, su madre estaba en el suelo sangrando y su padre parecía estar en shock. Rahera soltó su espada y entró corriendo para levantar a su madre.
—¡RÁPIDO LLEVENLA ARRIBA!. Tu —habló Rahera señalando a una sirvienta— Trae de inmediato al maestre ¡MUÉVETE AHORA!—
El guardia rápidamente se llevó a su madre y la princesa se encaminó hacia Daemon.
—¿Qué ocurrió? ¿Por qué mamá se puso tan mal?— pregunto Rahe a su padre
—La puta de la reina mató a mi hermano y coronó a su hijo—
Las palabras de Daemon cayeron cómo balde de agua fría sobre Luce y Rahe, eso explicaba el repentino malestar de su madre. Un pensamiento llegó a su mente "Aemond".
Rahera pensó en Aemond, ella confiaba en que no la traicionarian pero ¿Y si lo había hecho?. Rahe estaba por salir corriendo detrás de Rhaenys para preguntar por su amado pero Daemon la frenó.
—Entiendo pero ahora no es momento—
Rahera solo asintió muy disconforme y se quedó ahí parada aguardando órdenes. Pero estaba claro que necesitaba saber que paso con Aemond.
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Los minutos pasaban tortuosamente lento, Daemon había reunido a los guardias y a Rahera. De todos sus hijos; Rahe era la que tenía más experiencia en combate y era mucho más ágil con la espada.
—Quiero patrullas en el perímetro de la isla en busca de barcazas que puedan llegar a la isla. Si los verdes atacan ahora será a escondidas— Daemon daba instrucciones a todos los guardias presentes mientras señalaba en la mesa dónde quería cada patrulla
Los gritos de Rhaenyra interrumpieron al príncipe pero este los ignoró.
—No directamente, no tenemos suficientes hombres para rodear la isla pero podemos parecer más fuertes que ellos—
—Padre— Rahera habló para pedir permiso de ir con su madre. La ansiedad la estaba comiendo viva.
Daemon solo la miró mal y continuó hablando.
—Recluten a los entrenadores de dragones son luchadores capaces, no pierdan tiempo—
—Así se hará mi príncipe— finalizó Ser. Lorent
Todos los guardias y maestres salieron de la sala dejando a padre e hija solos.
—Quiero que busques a tus hermanos, llámalos y entrena con ellos, si la guerra empezó necesitaran saber defenderse, es hora de que tengan clases de verdad—
