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La caída de Harrenhal tenía muy conmocionado a Aegon y todo su consejo, hasta ese momento todos estaban convencidos de que la causa de su media hermana estaba perdida pero a raíz de la perdida de la fortaleza el rey comenzó a sentirse expuesto.

Los golpes que le siguieron como la batalla del molino y el seto de piedra hicieron que Aegon callera en cuenta de lo peligrosa de su situación.

Y su temor se agravó más cuando llegaron los cuervos del dominio, varios señores del sur proclamaban su apoyo a Rhaenyra; entre ellos estaban Lord Costayne de las Tres Torres, Lord Mullendore de Tierras Altas, Lord Tarly de Colina Cuerno, Lord Rowan de Sotodeoro y Lord Grimm del Escudo Gris.

Todo empeoró cuando Highgarden retiro su apoyo a los verdes.

Un cuervo acababa de llegar está mañana a manos de Otto quien apresuradamente leyó el mensaje, cuál fue su sorpresa al leer aquel papel y tomar en cuenta que tenían un aliado menos.

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"𝐿𝑎 𝑐𝑎𝑠𝑎 𝑇𝑦𝑟𝑒𝑙𝑙 𝑝𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑒𝑐𝑒𝑟𝑎 𝑛𝑒𝑢𝑡𝑟𝑎𝑙 𝑒𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑔𝑢𝑒𝑟𝑟𝑎, 𝐻𝑖𝑔ℎ𝑔𝑎𝑟𝑑𝑒𝑛 𝑛𝑜 𝑎𝑝𝑜𝑦𝑎𝑟𝑎 𝑎 𝑛𝑖𝑛𝑔𝑢𝑛 𝑏𝑎𝑛𝑑𝑜"

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Cabe recalcar que Aegon no estuvo muy feliz de escuchar aquello.

—¡Malditos traidores, les cortaré la cabeza y quemaré vivos a todos esos maricas!— gritaba y refunfuñaba mientras tomaba otra copa más de vino.

Mientras más avanzada la guerra, Aegon II se perdía más en el licor. 20 de las 24 horas del día el rey se la pasaba ebrio gritando a todos y quejándose.

Una semana después del bloqueo de los negros a la bahía, Aegon tuvo que soportar innumerables quejas de los mercaderes que exijian una solución.

—No podemos entrar o salir de aquí, llevamos días esperando respuesta y nada su majestad— se quejaba un hombre.

—No tenemos para comer y nuestra mercancía se arruinara si no la vendemos cuánto antes— otra queja más.

—Es su responsabilidad darnos soluciones, no podemos seguir así—

Quejas y quejas llegaban e iban, Aegon simplemente tomaba otra copa de vino y respondia— Haz algo Otto—.

—Estamos en eso su majestad, les prometo que todo se solucionará pronto— respondía Otto.

Otto había pedido ayuda a las ciudades libres y por supuesto su respuesta no llego.

Los verdes cada día estaban más acorralados, con cada vez menos apoyos y menos oportunidades de ganar esta guerra, Aegon tomo una decisión muy crucial.

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Un estruendo se escuchó proveniente del salón del consejo.

Alicent corrió de inmediato a ver qué sucedía y encontró a Aegon ahogado en licor destrozando todo a su paso.

—¡¿Que te sucede?!— gritaba Alicent.

—Todos son unos inútiles. Aemond, Helaena, Bracken y mi imbecil mano. ¡LLAMA A OTTO DE INMEDIATO!— ordenó el rey a su madre.

Alicent llevaba días prediciendo lo que haría su hijo, el pensaba quitar el cargo de mano a Otto.

𝐹𝐼𝑅𝐸, 𝐵𝐿𝑂𝑂𝐷 𝐴𝑁𝐷 𝑅𝐴𝐻𝐸𝑅𝐴 | Aemond Targaryen Where stories live. Discover now