La reina Rhaenyra estaba fuera del castillo observando el atardecer con tranquilidad, estaba esperando a sus hijos para entregarles los tres mensajes que llevarían a cada señorío.
Los 3 príncipes no tardaron en llegar junto a su madre, hicieron una reverencia y se acercaron a ella.
—Se dice que los Targaryen estamos más cerca de los dioses que de los hombres, el trono de hierro nos pone aún más cerca tal vez pero... si vamos a servir a los siete reinos debemos responder ante sus dioses. Esta misión deben hacerla como mensajeros, no como guerreros ni deben tomar parte en ninguna pelea juren esto ahora bajo la mirada de los siete—
Rhaenyra estaba nerviosa, tenía ese mal presentimiento en el pecho, por lo cual hacia está petición con la intención de protegerlos, ella no quería que nada les pasará a sus pequeños príncipes, ellos lo eran todo para ella.
Ser. Erryk se acercó a los 4 cargando el libro sagrado "la estrella de siete puntas" donde los príncipes realizaron su juramento.
—Lo juro— Luce fue el primero —Lo juro— le siguió Jace
Rahera se lo pensó un momento antes de poner la mano sobre aquel libro tan grueso.
—Juro que no tomaré partido en ningún combate... a no ser que mi vida esté en peligro—
Rhaenyra miró no muy contenta a su hija pero si ella juraba no hacer nada a menos que su vida estuviera en riesgo entonces podía estar un poco más tranquila. Después de todo Rahera no era fácil de domar.
—Cregan Stark es más cercano a tu edad que a la mía, pero que como hombres encuentren algún interés en común— Rhaenyra extendió hacia Jace el pergamino dirigido a Lord Stark.
El pelinegro tomo el pergamino y dio paso a su hermano.
—Las tierras del valle son pacíficas y la prima de mi madre te recibirá sin problemas, pero aún así ten cuidado mi niño— extendió otro mensaje a Luce.
Luce imitó lo mismo que hizo Jace, dando paso a su hermana.
—Bastión de tormentas no está lejos de aquí mi cielo, ten mucho cuidado y por favor ten paciencia con Lord Borros. Se que te irritas fácilmente mi dulce niña pero debes mantener la calma y sí no deseas un compromiso te puedes negar— Nyra extendió el último mensaje a su hija
—No te preocupes por eso madre, se lo que hago—
Rhaenyra asintió no muy convencida. Un último abrazo dio a sus tres pequeños dragones, un beso en la frente de cada uno y una leve caricia en sus mejillas.
—Entonces vayan—
Los tres príncipes dieron una última mirada atrás.
Jacaerys, el mayor de todos, el primogénito de la reina y futuro heredero miro a su madre por última vez. Agachó la cabeza y con pesar camino hacia delante.
Lucerys, segundo hijo y heredero de Ser Laenor. Dio una tímida sonrisa a su madre antes de dirigirse a paso firme hacia su dragón.
Rahera, la única hija de la reina, dio una reverencia acompañada de una tierna sonrisa antes de que su rostro volviera a endurecerse. A paso firme la princesa se dirigió a su dragón.
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Los tres hijos de la reina llegaron hasta sus dragones, antes de montarlos; Rahera hablo.
—Sean cuidadosos hermanos, quiero sus traseros de vuelta— pidió Rahe a sus hermanos.
Los tres rieron levemente antes de asentir.
—Tu también ve con cuidado hermana, se que no nos llevamos muy bien pero deseo tu bienestar y también el de Luce, vayan con cuidado y regresen a salvo— habló Jace
—Ustedes igual hermanos, por favor sean cuidadosos y regresen sanos— Luce también se despidió.
Los tres se dieron un último abrazo y montaron sus dragones.
Los tres dragones: Şeytan, Arrax y Vermax sacudieron sus alas y partieron.
—¡¡SI VUELVES CON VIDA, PROMETO QUE TE VOLVERE A HABLAR JACE!!— grito Rahera a su hermano.
—¡¡ES UNA PROMESA RAHERA, VOLVERE!!— respondió Jace antes de perderse por completo entre las nubes.
Rahera río sonoramente, era hora de dejar el pasado atrás, una guerra estallaba y ella no podía darse el lujo de llevarse mal con su hermano.
Si volvía a verlo, le pediría disculpas por como lo había tratado todos estos años y le daría un abrazo.
