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Advertencias: sexo sin protección, sexo oral, sexo vaginal, 𝐝𝐢𝐠𝐢𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧, Karl siendo protector.
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"¿Es esto realmente necesario?"
Heisenberg te había sentado en una de sus sillas de reconocimiento médico. Este parecía ser usado para ginecología, con la opción de abrir las piernas. Por supuesto, sabías que hoy no era ese tipo de día, ya que en realidad estaba preocupado por tu salud, por lo que las partes de las piernas estaban cerradas. Hizo que la silla fuera similar a una reposera, para bañarse al sol, como lo hacía en las cálidas playas cuando estaba de vacaciones, cuando eso todavía era una posibilidad. Solo que esta silla era mucho menos cómoda, y en una situación como esta la relajación era imposible. Su respuesta era predecible.
"Estás haciendo que lo repita otra vez, ____". Él dijo. Estaba de espaldas a ti, encorvado un poco mientras preparaba algo en el mostrador de la habitación algo pequeña. Te moviste incómodamente en la silla mientras él te miraba por encima del hombro. "Es por tu propio bien. Tuve que mover algunos hilos para traerlo aquí, así que será mejor que dejes de lloriquear y lo tomes, como una buena chica".
Luego volvió a mirar su trabajo y volvió a enroscar la tapa del vial. "Has tomado cargas más pesadas que esta, ____." Se giró hacia ti para ver tu reacción a sus siguientes palabras. "Al principio dolerá, pero después de un rato..." Te guiñó un ojo. Apartaste la mirada, molesta, no estabas de humor para su serie de malas insinuaciones, pero también te emocionó positivamente que él te llamara una buena chica.
"No voy a mirar mientras lo haces. Simplemente, acabemos con esto". Dijiste con toda la valentía que pudiste manejar. Esto te valió un murmullo de aprobación del hombre, que se dio la vuelta por completo, sosteniendo una jeringa de metal. Parecía un loco, con el cabello ligeramente enredado, la ropa sucia por el tipo de trabajo que tenía, y sus ojos brillando peligrosamente plateados en la poca luz de la habitación. Con sus dedos enguantados, le dio unos golpecitos firmes a la jeringa. Él sonrió, y con ese toque final, tu respuesta de huida o pelea entró en acción.
