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Mientras terminas lo último de tu bebida, te desplomaste y miraste con tristeza a Jill.
"Quiero decir, ¡¿Quién carajo se cree que es?! ¡Simplemente dejándome de la nada así! ¡Pensé que estaba haciendo todo bien! Me reí de sus chistes de mierda, actué "cool" para él, Asentí y estuve de acuerdo con cada decisión de mierda que tomó porque era lo que se suponía que debía hacer, ¿Verdad? ¡¡Y como un gran regalo de agradecimiento por todo, me deja y me echa de nuestro apartamento compartido!! Ugh, lo odio, ni siquiera había estado viviendo con él por un mes. Tiene que irse a la mierda ahora mismo."
Jill te dio una palmada simpática en la espalda. "Él es una mierda, en serio. Voy a pedir a domicilio para las dos, ¿Quieres lo de siempre?"
Asentiste, "Claro, gracias Jill".
Escuchaste el clic del teléfono mientras marcaba los números de un lugar de comida rápida.
Las dos, la palabra hizo que se te revolviera el estómago, como si hubiera un jardín entero lleno de orugas emergiendo como mariposas en tu estómago. Se sentía extraño y familiar al mismo tiempo, como algo que amabas cuando eras niña y que ahora ya no estaba y fue olvidado. Jill y tu siempre habían sido ustedes, desde que se conocieron en la escuela secundaria, Se habían convertido en mejores amigas con una intensidad casi abrasadora. Incluso después de que Jill se unió al ejército, y más tarde a la fuerza policial, siempre habías estado cerca, e incluso cuando no estaban juntas, nunca estaban fuera de sus pensamientos. Desde que regresó a Raccoon City, has oído hablar de su lucha contra el jefe de policía para investigar esta turbia corporación "Umbrella" y de su frustración por haber sido suspendida de la fuerza. Por muy egoísta que fuera, en secreto disfrutabas el hecho de que ella tuviera que quedarse en casa en ese momento, aprovechando cualquier oportunidad para aparecer en su puerta y pasar el rato.
