Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Conoces a Leon Kennedy después de una larga serie de circunstancias de mierda. Semanas en proceso, que culminaron con el secuestro de la hija del presidente. Y luego las cosas empeoraron, los aldeanos, específicamente.
"He oído que estás trabajando con Luis," dice, observa mientras coses la laceración limpia en su hombro, dejada allí por un hacha mal esquivada. Un hacha era para ti.
Secas la herida que llora y él se sobresalta. Silba un suspiro entre dientes. "¿Quién te dijo eso?"
"Luis."
"Por supuesto que sí".
"¿Entonces? ¿Eres un médico?
Casi te ríes. ¿Un médico? Por favor. Un Frankenstein moderno, en todo caso. ¿Quién más querría arreglar los pequeños proyectos apasionantes de Umbrella? "Algo como eso."
Él suspira y echa la cabeza hacia atrás, mira al techo mientras comienzas una nueva puntada. "Me estoy cansando mucho de las respuestas crípticas."
"Hay algunas cosas en la vida que es mejor no saber."
La puerta principal se abre y luego se cierra de golpe, y León se lanza hacia adelante para alcanzar su arma.
"¡Disculpa!" Lo empujas hacia atrás en la silla con una mano contra su pecho. "Trabajé duro en estos y no vas a volver a abrirlos".
"Además", dice una voz, y Luis cruza la puerta un momento después, engreído como siempre, "soy solo yo".
Los hombros de Leon se relajan y usted vuelve a ocupar su lugar a su lado. La puntada en la que habías estado trabajando se soltó ante su urgencia y le lanzas una mirada venenosa. Al menos tiene la decencia de parecer arrepentido.
No eres fanático de trabajar con humanos. Sienten demasiado, se retuercen demasiado, hablan demasiado. Extrañas tus experimentos.
"Veo que mi compañera te ha estado tratando bien." Un par de manos cálidas descansan sobre la pendiente de tus hombros, con los pulgares a lo largo de la nuca.
