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Chris te tenía precisamente donde te quería. Estaba apoyado en el borde de la cama, con las piernas abiertas para que pudieras sentarte entre ellas. Usaste una de sus camisas: una camisa suave de color gris jaspeado con el logo de BSAA justo encima de tu corazón. Tus propios muslos estaban enganchados sobre la parte superior de los suyos; tus muñecas fueron sujetadas firmemente en la parte baja de tu espalda por una mano de Chris. La otra mano de Chris estaba debajo de la tela de tu ropa interior.
Los dos se miraban el uno al otro en el reflejo del espejo de cuerpo entero frente a ustedes.
Los movimientos de los dedos de Chris quedaron ocultos por su ropa. Pero sentiste cada deslizamiento de las yemas de sus dedos a través de la cabeza palpitante de tu clítoris. Trazó círculos perezosos, sintiendo cómo te retorcías contra su piel. Te mordiste el labio cuando tomó tu núcleo entre el pulgar y el índice. Un ligero pellizco, lo suficiente como para atravesar la base de tu columna, antes de que bombeara hacia arriba y hacia abajo. Podías escuchar lo resbaladiza que eras con cada uno de sus movimientos.
Chris dejó caer su boca en la curva entre tu cuello y tu hombro. Su boca estaba caliente, los labios rozando la piel erizada, y te arqueaste en respuesta. Chris mantuvo los toques suaves hasta que decidió que necesitaba más .
Chris soltó tus muñecas y supiste lo que quería. Metió los pulgares en tu ropa interior y deslizó la prenda mojada a lo largo de tus piernas. Cuando llegó a tus tobillos, los apartaste de una patada, perdido por la demás ropa que ambos habían estado descuidando.
