Capítulo 2. ¿Lo conoces?

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Tardé un poco en rodear a todo el mundo y cuando llegué me apoyé también en la barra al lado del futbolista.

-¿Estás bien? -me miró frunciendo el ceño.

-Cuanta gente -tomé aire muy cansada.

Alzó las cejas y no me dio demasiada importancia, porque volvió a mirar el móvil.

-¿Necesitas algo? -preguntó entonces.

Lo miré tratando de enfocar y recomponiéndome un poco.

-Que dejes de mirarme como si hubiera intentado matarte -contesté obvia.

Se giró hacia mí incrédulo y yo traté de mantenerme seria.

-No lo he dicho a malas, y si te ha sentado mal, lo siento -me encogí de hombros.

-No importa -contestó apretando la mandíbula.

-Ya -sonreí sin creérmelo al ver su reacción.

Se humedeció los labios y yo dirigí mi mirada hacia allí sin poder evitarlo.

-Ahora que veo que vas borracha no me lo voy a tomar tan enserio, porque no debías saber lo que decías -aseguró.

Yo fruncí el ceño y levanté la vista a sus ojos.

-No voy borracha y sí sabía lo que decía -rebatí.

Juraría que en ese momento una media sonrisa apareció en su cara, pero estaba demasiado borracha como para recordarlo del todo.

-¿Qué? -me quedé mirándolo.

-No he dicho nada -se defendió.

-Menos mal -balbuceé algo irritada y me giré hacia la barra dispuesta a pedir mi agua e irme de ahí.

-¿Solo has venido para decirme que dejara de mirarte mal? -preguntó entonces.

Puse los ojos en blanco y lo miré de nuevo.

-Y que en realidad eres malísimo -solté.

Entonces sí sonrió, y lo recuerdo de forma muy clara, porque la sonrisa en su boca duró varios segundos.

-¿Ah, sí? -alzó las cejas.

-Eres el peor, de hecho -dije seria.

Asintió sin creerme y siguió mirándome.

-¿Cómo puedes ser mi fan y odiarme al mismo tiempo? -preguntó con algo de superioridad.

Entonces sí sonreí, pero de forma irónica.

-Fácil. Porque no soy tu fan.

Sonrió de nuevo y recorrió mi cuerpo con la mirada, haciendo que me pusiera un poco incómoda.

-¿Entonces por qué me has pedido una foto? -insistió.

Yo fruncí el ceño.

-No te la he pedido, lo ha dicho Álex -recordé, aunque ni siquiera sé cómo.

-Podrías no habértela hecho -argumentó tranquilo.

-Ya, pero no quería que te sintieras mal si me hacía una foto con él y contigo no -rebatí.

Soltó una carcajada y yo sonreí también.

-Veo que te gusta mucho engañarte a ti misma -murmuró después.

Me encogí de hombros y me giré de nuevo hacia la barra, para poder pedir por fin mi agua al camarero que había. La pagué y le di las gracias mientras la abría y le daba un trago.

-Eso, mejor deja de beber, que se te está distorsionando la realidad -Gavi volvió a coger el móvil de la barra y se lo guardó al bolsillo.

Rodé los ojos y me giré hacia él.

Olas de intensidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora