Capítulo 22. Gracias por traerme.

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*NARRA VALENTINA*

Creo que Gavi no me vio en todo el calentamiento, ni cuando volvieron a salir, y la verdad es que lo agradecí. Parecía muy concentrado en el partido y no era para menos. Todos esperábamos a que fuera duro, y obviamente así fue. 

En el primer tiempo los chicos parecían un poco descolocados. No se completaban los pases, se perdía rápido el balón y las recuperaciones iban muy justas. El Madrid tuvo varias ocasiones de gol, marcando el primero en la quinta ocasión. 

El Camp Nou se vino un poco abajo pero pronto se recuperó con varios paradones de nuestro portero. 

-Joder, sabemos que Marc es bueno, pero tampoco hace falta que lo exprimáis -murmuré para mí misma, sin embargo, Mikky rió a mi lado. 

Alcé las cejas como diciendo, "madre mía", a lo que ella sonrió coincidiendo. 

Nos fuimos al descanso 0-1, y no sabría decir si mientras entraban hacia el túnel recibí una mirada de Gavi, porque no lo pillé a tiempo. Suspiré y esperé nerviosa a que volvieran a salir. 

-Perdona, ¿Te importa hacernos una foto? -preguntó la rubia de mi lado tendiéndome el móvil. 

-No, claro -sonreí y lo cogí. 

Hice unas cuantas sonriendo inconscientemente a la vez, y después se lo devolví. 

-Si no os gustan os hago más -ofrecí tranquila. 

-Ah, no están genial, gracias -sonrió de nuevo. 

Sonreí también y dirigí la mirada de nuevo hacia el campo. 

Pronto los chicos volvieron a salir y yo tomé aire nerviosa. 

Parecían salir recompuestos, y empezaron a mantener más la posesión a nuestro favor. Tuvimos bastantes oportunidades, hasta que por fin llegó el primer con de la mano de Lewandowski. Todo el estadio estalló de alegría y aplaudimos muy emocionados. 

-¡Vamos! -gritó su mujer contenta. 

Yo sonreí y aplaudí de la misma forma. 

Entre las jugadas varias, Gavi hizo también una muy buena, cruzándose de tres o cuatro jugadores del Madrid, haciendo un pase perfecto al hueco, pero que acabó en córner. Aún así, todo el estadio lo aplaudió y gritó su nombre una y otra vez. Lo había hecho genial. Sonreí y aplaudí también junto a los demás, siguiéndolo un poco con la mirada. 

El partido siguió avanzando, y casi en el minuto 90, los chicos ya estaban desesperados. No había manera de hacer entrar la pelota en la portería de Courtois, se paraba todas. 

Hasta que Balde pilló el balón, y corrió por toda la banda hasta llegar arriba. Jugó con Raphina, quien intentó tirar, pero se lo pensó dos veces por la distancia a la que se encontraba de la portería. Mis nervios aumentaban a cada segundo y mis uñas los sufrían, porque no paraba de llevármelas a la boca. Finalmente, Raphina se decidió por centrar, con tan buena suerte que Pedri estaba justo en el punto de penalti, donde pilló la pelota con una fuerza enorme, y ni se pensó dos veces el chutar, coládola por debajo de las piernas del portero. 

Entonces sí estalló el Camp Nou, y con él todos nosotros. Creo que en la vida había aplaudido tanto, incluso se me humedecieron los ojos. Entrelacé mis manos con fuerza y mordí mis labios de la emoción. No podía estar más contenta por ganar, y sobre todo no podía estarlo más por Pedri. Había sido el gol decisivo, y me alegraba muchísimo. 

Me pasé las manos por la cara nerviosa, y no me volví a sentar en todo lo que quedó de partido, el cual solo fueron un par de minutos añadidos. En cuanto el árbitro pitó el final, todo el mundo volvió a aplaudir, contento y emocionado. 

Olas de intensidadWhere stories live. Discover now