En cuanto acabamos de comer, subimos de nuevo al despacho y nos pusimos manos a la obra. A pesar de que siempre teníamos todo bastante ordenado, ese día estaba siendo un caos. Papeles por todos lados, llamadas sin parar, apuntes, notas, ejemplares... Todo junto y revuelto.
-Anda, por favor, llama a Martín de contabilidad y que venga -pidió Belén, quien no encontraba la solución a unas cuentas para la facturación de una de las cadenas de hoteles.
Asentí y marqué el número que correspondía al despacho de contabilidad, para pedir que viniera Martín.
Seguí trabajando con Belén a mi lado suspirando una y otra vez, moviéndose sin parar en la silla y hasta mordiéndose las uñas.
-Buenas tardes -abrió la puerta Alejandro después de llamar-. Martín estaba en una llamada y me han mandado a mí -explicó algo tímido entrando.
-Por favor, tienes que ayudarme con esto -se levantó la jefa hacia él, pasando por alto lo que acababa de decirle.
El chico se acercó algo confuso ante las imploraciones de Belén y su agobio más que visible. Yo me quedé observándolos, tratando de no reír ante la situación.
-¿Pero qué estás intentando hacer exactamente? -preguntó Alejandro confuso.
-¿Cómo que qué estoy intentando hacer? Pues el presupuesto -contestó ella obvia.
-¿El presupuesto? -frunció el chico el ceño-. Pero eso hay que hacerlo con los datos del año pasado primero.
-Claro -contestó Belén encogiéndose de hombros.
-¿Entonces por qué los estás haciendo con las ventas de este año? -preguntó el pobre sin entender nada.
-¿Cómo con las ventas? -cogió el papel de sus manos.
El chico se quedó mirándola, y ella automáticamente se llevó una mano a la boca.
-Madre mía qué idiota soy, normal que no tuviera sentido lo que me estaba saliendo -se dirigió de nuevo a su sitio.
Mordí mis labios hacia el inferior reprimiendo una risa y Alejandro dirigió la mirada hacia mí algo desconcertado.
-Ay, siento mucho haberte hecho venir hasta aquí por esto -dirigió la mirada hacia el contable.
-No, no, no te preocupes -sonrió él tranquilo.
-Qué vergüenza -me miró Belén.
Negué con la cabeza sonriente y la miré también.
-Creo que deberías tomarte unas vacaciones -alcé las cejas.
-Ni muerta -me cortó rápido.
Rodé los ojos y dirigí la mirada hacia Alejandro, quien sonreía ante eso.
-Bueno, si me necesitáis para algo más, me llamáis -ofreció dispuesto a irse.
-Gracias, y lo siento -lo miró Belén.
-Ah, espera -lo detuve-. Ya que estás aquí, ¿Puedes sacarme el informe sobre el proyecto con la revista "¡Hola!"? Creo que hay algo que no me cuadra, o no sé si yo también me estoy equivocando.
-Claro, sin problema -sonrió amable.
-Gracias -correspondí de la misma forma, a lo que salió del despacho.
Tomé aire y volví a mi ordenador.
-Se va a pensar que soy gilipollas -murmuró Belén.
Solté una carcajada y la miré.
CZYTASZ
Olas de intensidad
FanfictionA veces no se conoce a una persona de la forma más bonita, pero lo importante es lo que pasa después. Justo eso es lo que ocurre con Valentina y Gavi: el principio no es lo más agradable, pero sí lo son las coincidencias de después, cuando ella ter...