Capítulo 20. Pedri...

8.8K 544 26
                                    

Llegué a casa muerta de cansancio y con una situación que me sobrepasaba. 

No sabía por qué Gavi había llamado a su ex, ni qué era lo que decía en los mensajes eliminados, pero tampoco quería saberlo. 

Subí a mi habitación y me tiré larga en la cama. Di unas cuantas vueltas, y a pesar de tener un sueño que me moría, me incorporé de nuevo y llamé a Inés. 

-¿Puedes hablar? -pregunté con voz tristona tratando de no llorar. 

-Sí, justo tengo un hueco, te llamo por vídeo -contestó rápido. 

Fui a negarme pero me colgó al instante, así que no me quedó más remedio que que viera mi cara de querer morirme. 

-Tía, ¿Estás bien? -frunció el ceño cuando descolgué. 

Negué con la cabeza suavemente, y empecé a llorar sin querer, mientras sentía cómo el nudo de mi garganta aumentaba por momentos. 

-Valen, cariño, ¿Qué te pasa? -se preocupó mi amiga confusa. 

Tomé aire unas cuantas veces, pero seguí llorando sin parar mientras le contaba todo. Ni siquiera me salían las palabras para decirle cómo me sentía, ni tenía la menor idea de cómo explicar algunas situaciones que había vivido. 

-Joder... -suspiró Inés cuando acabé. 

Tragué grueso y me limpié las lágrimas como pude, levantándome a por un paquete de pañuelos y volviéndome a sentar en la cama. 

-Soy idiota, de verdad. Joder, es que me lo he ganado a pulso -renegué. 

-No es tu culpa, Val...

-No, sí lo es. Sí lo es porque sabía de lo que acababa de salir, y en lugar de darle su espacio, preferí seguir haciendo esas gilipolleces -aseguré. 

-Cariño, pero si él era el primero que no quería su espacio, ¿No te das cuenta? -me miró obvia-. Ha estado todo el rato buscándote y provocándote, eso no lo hace alguien que no quiere nada contigo. 

Negué con la cabeza y agaché la mirada. 

-Da igual, Inés. No tendría que haberlo llevado tan lejos. Es que, no sé... -seguí sollozando. 

-Venga, respira tranquila -pidió con un hilo de voz. 

Inhalé y exhalé unas cuantas veces, tratando de calmarme, pero no lo conseguí. 

-Escucha, ¿Por qué no hablas con él y veis que podéis hacer? -trató de ponerle solución.

-No creo que haya mucho que hacer ya... Además, cuando íbamos a hablarlo ha aparecido Ana, aunque tampoco íbamos por muy buen camino, así que... Casi que lo agradezco -balbuceé. 

-Yo tampoco entiendo para qué la llamó, la verdad, pero no sé... -dudó Inés. 

Me encogí de hombros sin encontrarle explicación, pero casi que tampoco quería encontrarla. Todo lo que se me pasaba por la cabeza eran malas noticias para mí, así que abandoné ese tema. 

-Bueno, intenta relajarte un poco y descansa, que lo necesitas -murmuró mi amiga. 

Asentí sin solución, y en mi pantalla apareció una llamada entrante de Belén. 

-Tengo que irme, ya hablaremos, gracias -hablé rápido hacia Inés. 

-Trata de tranquilizarte -pidió de la misma forma. 

Asentí y colgué, para después descolgar a Belén. 

-¿Sí? -traté de que no se me notara el temblor de la voz. 

Olas de intensidadTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon