Capítulo 15. Gracias por quedarte.

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Dudé durante varios minutos, pero finalmente no bajé del coche. 

La verdad es que seguía con el pensamiento de que ninguno de los dos sabíamos qué estábamos haciendo, y prefería mantener un poco el espacio. No estaba evitándolo, como él decía, porque sino no le hubiera hecho ni caso en todo el día, pero sí que tenía un poco más de cuidado. 

Conduje hasta mi casa y después de cenar y cambiarme subí a mi habitación con la esperanza de poder hablar con Inés, sin embargo, no pude, porque estaba ocupada. 

Dejé el móvil en la mesita y me tumbé larga en la cama, pensando una vez más en todo. 

Por suerte, esa noche no tardé demasiado en dormirme, y cuando desperté al día siguiente estaba baste bien. 

Hice exactamente lo mismo que los días anteriores, y a las 9 ya estaba llamando al timbre de Belén, sin embargo, no me abrió Gavi como yo esperaba, sino ella. 

-Buenos días -sonreí un poco forzada. 

-Buenos días, cariño -sonrió tan amable como siempre. 

La seguí hasta el despacho, poniéndonos a trabajar enseguida, mientras ella hacía unas cuantas llamadas. 

No pude evitar mirar a cada rato por la cristalera de la sala, esperando que en algún momento Gavi pasara por ahí, sin mucho éxito. 

-Tengo que salir a una reunión -informó Belén al colgar. 

-Ah, vale -elevé la mirada hacia ella. 

-¿Quieres acompañarme o prefieres quedarte trabajando? -ofreció entonces.

-Creo que me quedo avanzando cosas -sonreí levemente. 

-Como quieras -sonrió también. 

Recogió sus cosas y se despidió dirigiéndose hacia la puerta. 

Una vez me quedé sola, puse un poco de música y seguí trabajando bastante rato, hasta que se hizo la hora de comer. 

Pedí comida y comí ahí, mientras entraba a Instagram para distraerme un rato. 

Entre las historias recientes, apareció el perfil de la cuenta del Barça, así que cliqué sobre él y me quedé mirando lo que había colgado. 

Resulta que tenían entrenamiento esa mañana, así que me di cuenta de que Gavi no había venido por eso. 

Tuve la esperanza de que lo hiciera por la tarde, pero a medida que pasaban las horas seguía sin aparecer, y lo mismo Belén. 

En cuanto terminé lo que estaba haciendo, recogí mis cosas y apagué todo dispuesta a irme a mi casa. 

No sabía si debía llamar a Gavi o qué hacer. La situación comenzaba angustiarme y a merodear por mí cabeza más de lo que debía. Aunque supuse que si Gavi no había venido ni había dicho nada había sido por algo, así que desistí en mi idea de llamarlo. 

Salí hacia el vestíbulo y justo cuando abrí la puerta de la entrada por poco me dio un infarto. 

-¡Joder, Pablo! -me llevé una mano al pecho. 

-Hey -frunció el ceño. 

-¿Se puede saber qué haces? -lo miré enfadada. 

-Venir a casa de mis padres -contestó obvio. 

Me pasé una mano por la cara y negué con la cabeza. 

-¿Estás bien? -preguntó algo preocupado. 

-Sí, perdona -suspiré volviendo a mirarlo. 

Entonces me di cuenta de que llevaba un ramo de rosas en la mano. 

Olas de intensidadWhere stories live. Discover now