Capítulo 8. Como quieras.

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Tomé aire y me senté en mi sitio para empezar a trabajar de nuevo.

Tenía que describir todos los proyectos nuevos que había planeado Belén, y buscar todos los contactos que necesitaba para llevarlos a cabo.

Sabía que el hablar con los clientes era cosa de ella, pero a medida que iban pasando las horas y no llegaba, decidí hacerlo yo. La verdad es que todos fueron muy amables a pesar de decirles que era nueva, y no se molestaron al tener que contarme un poco los planes que tenían, pues en algunos iba un poco perdida todavía.

Una vez acabé con eso, me puse a mirar los proyectos que tenía nuevos, y hubo uno de ellos que me llamó la atención. Se trataba del dueño de la revista "¡Hola!", la cual yo seguía un montón, pues en ella siempre salían todos los cotilleos de España, y a mí eso me encantaba. Resulta que había contratado a una nueva redactora, y a la gente no le estaba gustando demasiado. Belén, ante eso, había contactado con él proponiéndole un proyecto en el que una de las documentalistas de nuestra empresa se encargara de ello, sin embargo, éste no había aceptado, diciendo que todavía iba a esperar un poco para ver cómo iba avanzando el tema.

Me estuve informando sobre eso después de leerlo. La verdad es que ni siquiera me había dado cuenta de que el formato de la revista había cambiado, aunque supuse que era porque tampoco le prestaba demasiada atención a eso. Pero parecía que los demás lectores sí, y los comentarios sobre ello no eran demasiado buenos.

Busqué un montón de información, para tratar de pensar en alguna cosa que pudiera hacer a Antonio, el director, decantarse por el proyecto de Belén. La verdad es que era una oportunidad muy buena, y a la empresa iba a venirle muy bien trabajar con una marca tan conocida.

Estuve dándole vueltas sin parar, hasta casi exprimir mi cerebro intentando seguir sacando ideas, sin darme cuenta de que ya se había hecho de noche.

-Oye -la puerta se abrió de golpe.

-¡Joder, Gavi! -me sobresalté llevándome una mano al pecho.

-Joder, tranquila -me miró alzando las manos.

Tomé aire y después de suspirar me giré hacia él.

-¿Qué quieres? -lo miré seria.

-Relájate un poco o qué -se acercó hacia mí.

-Relájate tú -fruncí el ceño algo enfadada.

No tenía tiempo para tonterías, ni estaba de humor.

-Mi madre me ha dicho que te diga que no van a venir a cenar, se les ha alargado la cosa -informó entonces.

-Joder... -suspiré agachando la cabeza cansada. Quería enseñarle lo que había preparado.

-Y también venía a decirte que vienen los del equipo a cenar.

-¿Aquí? -lo miré rápido.

-¿Algún problema? -preguntó obvio.

¿Algún problema? Estaba trabajando y seguro iban a ponerse a jugar a la play y a gritar como borregos o lo que fuera.

-No, da igual. Me voy -desistí y me levanté.

-¿Por? -se acercó del todo a mi lado.

-Porque sí.

-Puedes quedarte con nosotros si quieres, así desconectas un poco de esto -señaló el portátil con la cabeza.

Yo negué y le bajé la tapa.

-Da igual -murmuré sin ganas.

Estaba cansada y quería irme ya a mi casa. Además, eran sus amigos, no los míos.

Olas de intensidadWhere stories live. Discover now