Después de desayunar, mi hermano me llevó a las oficinas, de las cuales le enseñé un poco la entrada y el vestíbulo.
-Madre mía -miró todo impresionado.
Sonreí y asentí, yo tuve la misma reacción.
-Hey, Valen -escuché que me llamaban por detrás.
-Ah, hola, Alejandro -me giré sonriente.
Mi hermano se giró también y observó al chico que se acercaba hacia nosotros, quien lo miró algo extrañado.
-Alejandro, este es mi hermano, David. David, Alejandro -los presenté rápido.
-Encantado -contestó el último tendiéndole la mano.
-Igualmente -asintió mi hermano.
-¿Subes? -me miró después el moreno.
-Claro -sonreí hacia él-. Luego te llamo -miré a David.
Nos despedimos de él y Alejandro y yo nos dirigimos hacia el ascensor, para después ir directos al despacho.
-Hoy Belén no está, tenía una reunión fuera de la ciudad, así que podemos ocupar el espacio que sea -me dirigí hacia mi silla.
-Genial, porque me temo que vamos a tener que hacer muchos papeleos -se posicionó enfrente.
-¿Tan malo es? -elevé la mirada hacia él.
Suspiró y se encogió de hombros, pero solo con ver su expresión ya supuse que sí.
-Genial... -murmuré irónica.
-Bueno, no te preocupes, lo resolveremos -le quitó importancia sacando el portátil.
Asentí y saqué también el mío, aunque no tardé en dirigirme con la silla a su lado para mirar el suyo, pues ya tenía un montón de información.
-¿Cuándo has hecho todo esto? -fruncí el ceño bajando páginas y páginas con el ratón.
-No soy de dormir mucho -sonrió tranquilo.
Alcé las cejas y tomé aire al llegar al final de todo.
-¿Has llegado a alguna conclusión? -pregunté alejando un poco el portátil y cogiendo mi cuaderno de notas.
-Desgraciadamente sí -murmuró sacando una carpeta de la mochila que tenía sobre la silla de su lado.
-Algo me dice que no es buena -lo miré nerviosa.
-Efectivamente -sonrió sin solución.
Suspiré y me quedé observándolo esperando a que continuara.
-Ayer dijimos que no salían las cuentas -recordó-. Cuando llegué a casa me puse a mirarlas, y la verdad es que no le encontraba ningún sentido. Hasta que me di cuenta de que el porcentaje de los impuestos que teníamos puestos sobre las revistas cada vez bajaba más y más.
-¿Qué? -fruncí el ceño. La verdad es que no tenía ni idea de qué me estaba hablando.
-Mira -se levantó tomando aire.
Puso delante de mí el portátil y se apoyó con una mano en el respaldo de mi silla, mientras me señalaba en la pantalla una larga cadena de pagos.
-Empieza con un porcentaje del 25%, que es el beneficio que nos llevamos nosotros por cada edición de la revista -comenzó a explicar-. Pero en la siguiente edición, ya baja a 24,99%, en la siguiente a 24,98; la siguiente a 97, y así todo el rato -siguió apuntando con el boli-. Eso al principio no se nota porque no es algo muy relevante, pero al hacer los cálculos, con el 25% que se supone que nos dan siempre, no corresponde, por muy pequeña que sea la diferencia -me miró obvio.
ČTEŠ
Olas de intensidad
FanfikceA veces no se conoce a una persona de la forma más bonita, pero lo importante es lo que pasa después. Justo eso es lo que ocurre con Valentina y Gavi: el principio no es lo más agradable, pero sí lo son las coincidencias de después, cuando ella ter...