Capítulo 28. Hasta mañana.

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-Ah, mirad quién viene por ahí -me miró Ansu-. La que no quería echarse siesta. 

Todos se giraron hacia mí y rieron, a lo que rodé los ojos. 

-Lo que no quería era echársela sola -murmuró Pedri travieso. 

-No pienso hacerte ni caso, que lo sepas -le quité importancia. 

Soltó una risita y yo me tiré en el sofá dispuesta a observarlos. 

Siguieron haciendo un par de toques y yo cogí el móvil para contestar varios mensajes de mis amigas. 

Al poco salió Gavi algo dormido todavía y se dejó caer a mi lado. 

-Ay, justo te iba a pedir que me trajeras el portátil -lo miré al darme cuenta. 

Rodó los ojos y suspiró levantándose otra vez sin decir nada. Sonreí siguiéndolo con la mirada y de repente Pedri se me puso en medio, así que volví a mirar el móvil como sin haberlo visto. 

-Tú y yo tenemos que hablar -aseguró quitándomelo de las manos. 

-Dámelo -ordené intentando aparentar seriedad. 

-¿Desde cuándo no me ocultas las cosas? -me ignoró. 

-No te oculto nada, Pedri, venga, devuélveme el móvil -me levanté hacia él. 

Lo levantó en alto para que no llegara y yo salté para cogerlo, alcanzándolo y cayendo un poco encima del canario, quien llevó su mano a mi espalda baja al instante. Justo en el momento en el que volvía a salir Gavi.

Miré a Pedri seria y lo aparté un poco, a lo que él rió y se dio la vuelta para ir con los demás. Sin embargo, para mi sorpresa, el sevillano no pareció prestarle demasiada importancia a eso, sino que dejó el portátil sobre la mesa y se sentó tan tranquilo con la capucha puesta. 

Me volví a sentar también algo entrañada y cogí el ordenador para hacer lo que faltaba. Por suerte no me llevó mucho tiempo, así que después de guardar todos los documentos y enviármelos al correo, volví a dejarlo sobre la mesa.

-¿Vamos a cenar aquí? -preguntó Ansu a los hermanos mientras se acercaban a donde estábamos Gavi y yo. 

-No sé, lo que queráis -se encogió de hombros Fer. 

-Yo voy a irme a casa, que ya toca -murmuré mirando la hora.

-Yo igual -coincidió Gavi a mi lado. 

-¿Me llevas? -pregunté girándome hacia él. 

-Claro -accedió rápido. 

Sonreí levemente y todos los chicos me miraron alzando las cejas. 

-O podéis hacer un sorteo entre todos para ver quién tiene la suerte de llevarme -ofrecí al ver sus expresiones. 

-Querrás decir mala-suerte -puntuó Ansu. 

-Entonces no me mires así, payaso -bromeé. 

-¿Qué has dicho? -me miró amenazante. 

Yo reí y me levanté corriendo cuando vi que se levantaba hacia mí. 

-¡Para, que era broma! -me dirigí hacia el medio del jardín. 

-Ven aquí -ordenó tratando de pillarme. 

-¡Ansu! -grité esquivándolo. 

Volví rápido hacia donde estaban los chicos riendo y me puse detrás de Gavi, quien ya se había levantado. 

-Venga, parad ya -ordenó el sevillano. 

-Eso díselo a tu novia -soltó Ansu frente a Gavi, mientras yo lo mantenía de escudo. 

Olas de intensidadWhere stories live. Discover now