Capítulo 30. Pídemelo.

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Nos despedimos ya a final de tarde, después de estar charlando un poco con los padres y con todo el mundo en general.

Acabamos todos agotados, y lo único que queríamos era llegar ya a casa. Cosa que a mi me sorprendió cuando Gavi me llevó a la mía. 

-¿Qué haces? -fruncí el ceño cuando paró enfrente. 

Soltó una risita y yo me giré hacia él.

-Pensaba que querrías irte a descansar -se encogió de hombros. 

Me quedé observándolo sin saber si me estaba vacilando o no, y él volvió a sonreír. 

-Ve a coger ropa para mañana y sal -ordenó entonces. 

Rodé los ojos y abrí la puerta del coche algo desubicada. 

Mi madre no estaba en casa así que no tuve que dar explicaciones de nada. Subí a mi cuarto, cogí un conjunto que me pondría al día siguiente para ir a trabajar, el estuche del maquillaje y un neceser, y bajé rápido. 

Subí de nuevo al coche y me abroché el cinturón para después dejar en la parte de atrás mis cosas. 

Ni siquiera me molesté en decir nada a lo largo del camino, aunque Gavi tampoco lo hizo. Creo que los dos necesitábamos un poco de paz después de tanto ajetreo. 

Entramos al garaje de su casa y después de coger mis cosas subimos hacia el comedor. Dejé todo en el sofá y Gavi se posicionó detrás de mí, quitándome la chaqueta. 

-¿Estás cansada? -preguntó de forma suave mientras la tiraba hacia un lado.

-Mhm -asentí y me di la vuelta hacia él. 

Asintió también y sonrió tranquilo. 

-Levanta los brazos -ordenó. 

Hice caso sin poner ningún pero, y me quitó la sudadera, haciendo que me quedara con el body. 

Acto seguido bajó sus manos a mis muslos para subirme a él, y se dirigió conmigo así escaleras arriba hasta su habitación. Me sentó en la cama y después se agachó para quitarme las zapatillas. 

Yo reprimí una sonrisa al verlo tan implicado, y dejé caer mi espalda sobre la cama. A la vez él se levantó, dirigiéndose hacia el baño y encendió la ducha. Volvió y apagó la luz, dejando encendida solo una lamparita. 

Volvió a posicionarse delante de mí, mientras yo lo observaba sin moverme, y llevó las manos al botón de mis pantalones. Lo desabrochó, y después bajó la cremallera, para deslizarlos a lo largo de mis piernas como con sumo cuidado. 

-Eso no sé si quitártelo, te queda muy bien -recorrió mi cuerpo mirando el body. 

Sonreí levemente y me lo desabroché yo sola, para después incorporarme y quitármelo, quedándome en ropa interior delante de él. 

-Eso sí te lo voy a quitar -miró mi sujetador y mi tanga. 

Me encogí de hombros y dejé que lo hiciera, mientras mi estómago se encogía y la respiración se me aceleraba al notar sus dedos sobre mi piel. 

Primero me quitó el sujetador, mientras yo le quitaba la sudadera y la camiseta que llevaba debajo. Después le bajé los pantalones de chándal un poco, dejando que se los quitara él, al igual que las zapatillas. 

Se acercó a mí solo con la ropa interior, juntando nuestros cuerpos, haciendo que mis tetas rozaran su pecho. Levó una mano a mi cuello, enredando los dedos en el pelo y dirigiendo su boca hacia allí. 

Cerré los ojos y tragué grueso tratando de no comérmelo a besos de forma desesperada en aquél mismo momento. 

Se separó tensando la mandíbula y se humedeció los labios, para después bajar su mano hasta la mía y entrelazarlas. 

Olas de intensidadWhere stories live. Discover now