Capítulo 39. ¿Has dicho...?

17.3K 687 111
                                    

Volví a quedarme sola en el despacho con Alejandro, y con un agobio que no me cabía en el pecho. 

-Relájate -pidió al ver cómo observaba en la pantalla de mi móvil el contacto de Belén. 

Suspiré y le di a llamar, a la vez que ponía el altavoz y esperaba a que contestara, sin dejar de moverme de un lado a otro a lo largo de la mesa. 

-Hola, Valentina -saludó al instante. 

-Hola, perdona, no he visto la llamada antes -expliqué nerviosa. 

-No te preocupes, ya me ha dicho Alejandro que estabais trabajando -le quitó importancia y yo lo miré, a lo que medio sonrió. 

-Sí, sí, estamos bastante ajetreados -murmuré-. ¿Necesitabas algo? -pregunté casi sin voz y con bastante miedo. 

-Sí, te llamaba para pedirte que me enviaras el informe del proyecto que tenemos con Antonio -soltó entonces. 

Yo me quedé quieta al instante y miré fijamente a Alejandro, quien alzó las cejas. 

-¿Para? -acerté a preguntar-. O sea, perdona, me refiero, ¿Hay algún problema o algo? -corregí rápido con el corazón en un puño. 

-No, no, es solo para saber un poco cómo está funcionando y hacer unas revisiones, no sé si cambiar algunas cosas -explicó tranquila. 

Tomé aire y asentí tratando de no morirme del agobio. 

-Entiendo, vale, sin problema -tragué grueso-. ¿Mañana vienes a las oficinas? 

-Sí, mañana ya no tengo nada. 

-Genial, entonces si te parece te lo doy cuando nos veamos -intenté ganar tiempo. 

-Vale, pues muchas gracias. Nos vemos mañana -se despidió al instante. 

-Hasta mañana -contesté con un nudo en la garganta. 

Bajé el móvil de mi oreja y mordí mis labios hacia el inferior, sin saber qué decir, mientras Alejandro me examinaba con la mirada. 

-Joder, qué coincidencia -suspiró acercándose un poco. 

Me pasé las manos por la cara y resoplé. 

-¿Podemos intentar solucionarlo? -pregunté intentando no llorar. 

-Claro -asintió el moreno aparentando calma. 

-Necesito arreglarlo como sea -me dirigí hacia el portátil. 

-Valen -me siguió rápido. 

-No podemos perder más tiempo -aseguré levantando la tapa, pero acto seguido Alejandro la bajó-. ¿Qué haces? -lo miré con el ceño fruncido. 

Al instante cogió mis manos estirándome un poco hacia él, haciendo que quedara enfrente. 

-Si vas a trabajar agobiada no vamos a solucionar nada -aseguró mirándome a los ojos-. Primero intenta tranquilizarte un poco -habló con la mayor calma del mundo. 

-¿Pero cómo voy a tranquilizarme? -solté de golpe-. Alejandro, por si no te has enterado, quiere el proyecto mañana mismo, y como no lo arregle se va a dar cuenta de todo -expliqué más que obvia. 

-No tienes que arreglarlo. Tenemos, que arreglarlo -me corrigió-. Así que, por favor, hazme caso, e intenta no alterarte. 

Me quedé observándolo sin saber qué decir, mientras mis manos seguían atrapadas por las suyas, y mi corazón a punto de explotar por toda la presión. 

-Nos quedaremos el tiempo que haga falta, ¿Vale? No te preocupes -añadió intentando relajarme. 

Asentí, y a pesar de que pensaba que era imposible que lo hiciera, podría decir que lo logró un poco. No sé por qué, pero Alejandro me transmitía mucha paz y confianza, era como que siempre sabía lo que decir y hacer, y a mí eso me llenaba de seguridad. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 03, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Olas de intensidadWhere stories live. Discover now