Volví a quedarme sola en el despacho con Alejandro, y con un agobio que no me cabía en el pecho.
-Relájate -pidió al ver cómo observaba en la pantalla de mi móvil el contacto de Belén.
Suspiré y le di a llamar, a la vez que ponía el altavoz y esperaba a que contestara, sin dejar de moverme de un lado a otro a lo largo de la mesa.
-Hola, Valentina -saludó al instante.
-Hola, perdona, no he visto la llamada antes -expliqué nerviosa.
-No te preocupes, ya me ha dicho Alejandro que estabais trabajando -le quitó importancia y yo lo miré, a lo que medio sonrió.
-Sí, sí, estamos bastante ajetreados -murmuré-. ¿Necesitabas algo? -pregunté casi sin voz y con bastante miedo.
-Sí, te llamaba para pedirte que me enviaras el informe del proyecto que tenemos con Antonio -soltó entonces.
Yo me quedé quieta al instante y miré fijamente a Alejandro, quien alzó las cejas.
-¿Para? -acerté a preguntar-. O sea, perdona, me refiero, ¿Hay algún problema o algo? -corregí rápido con el corazón en un puño.
-No, no, es solo para saber un poco cómo está funcionando y hacer unas revisiones, no sé si cambiar algunas cosas -explicó tranquila.
Tomé aire y asentí tratando de no morirme del agobio.
-Entiendo, vale, sin problema -tragué grueso-. ¿Mañana vienes a las oficinas?
-Sí, mañana ya no tengo nada.
-Genial, entonces si te parece te lo doy cuando nos veamos -intenté ganar tiempo.
-Vale, pues muchas gracias. Nos vemos mañana -se despidió al instante.
-Hasta mañana -contesté con un nudo en la garganta.
Bajé el móvil de mi oreja y mordí mis labios hacia el inferior, sin saber qué decir, mientras Alejandro me examinaba con la mirada.
-Joder, qué coincidencia -suspiró acercándose un poco.
Me pasé las manos por la cara y resoplé.
-¿Podemos intentar solucionarlo? -pregunté intentando no llorar.
-Claro -asintió el moreno aparentando calma.
-Necesito arreglarlo como sea -me dirigí hacia el portátil.
-Valen -me siguió rápido.
-No podemos perder más tiempo -aseguré levantando la tapa, pero acto seguido Alejandro la bajó-. ¿Qué haces? -lo miré con el ceño fruncido.
Al instante cogió mis manos estirándome un poco hacia él, haciendo que quedara enfrente.
-Si vas a trabajar agobiada no vamos a solucionar nada -aseguró mirándome a los ojos-. Primero intenta tranquilizarte un poco -habló con la mayor calma del mundo.
-¿Pero cómo voy a tranquilizarme? -solté de golpe-. Alejandro, por si no te has enterado, quiere el proyecto mañana mismo, y como no lo arregle se va a dar cuenta de todo -expliqué más que obvia.
-No tienes que arreglarlo. Tenemos, que arreglarlo -me corrigió-. Así que, por favor, hazme caso, e intenta no alterarte.
Me quedé observándolo sin saber qué decir, mientras mis manos seguían atrapadas por las suyas, y mi corazón a punto de explotar por toda la presión.
-Nos quedaremos el tiempo que haga falta, ¿Vale? No te preocupes -añadió intentando relajarme.
Asentí, y a pesar de que pensaba que era imposible que lo hiciera, podría decir que lo logró un poco. No sé por qué, pero Alejandro me transmitía mucha paz y confianza, era como que siempre sabía lo que decir y hacer, y a mí eso me llenaba de seguridad.
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Olas de intensidad
FanfictionA veces no se conoce a una persona de la forma más bonita, pero lo importante es lo que pasa después. Justo eso es lo que ocurre con Valentina y Gavi: el principio no es lo más agradable, pero sí lo son las coincidencias de después, cuando ella ter...