Belén volvió al poco y ambas seguimos trabajando hasta que se hizo la hora de comer.
-Quédate a comer si quieres, porque tenemos que seguir trabajando un poco más por la tarde y así no te vas y vuelves -ofreció recogiendo alguno de los papeles de encima de la mesa.
-Ah, no, no te preocupes, no quiero molestar -sonreí agradecida.
-No es problema, total, voy a tener que pedir la comida porque mi querido hijo no me había avisado de que venía, y no tengo nada -me miró con cara de circunstancia.
Solté una risita ante eso y asentí.
-Está bien -acepté tímida.
Le ayudé a recoger lo que faltaba y escribí a mi madre para avisar de que no iba a ir a casa y que me quedaría trabajando por la tarde. En realidad solo tenía que trabajar por las mañanas, pero había un montón de proyectos retrasados, y no quería que Belén lo hiciera sola. Además, tampoco tenía nada mejor que hacer, así que no me importaba en absoluto.
Seguí a Belén hasta la cocina y me senté en un taburete mientras ella buscaba en internet la carta de un italiano que decía que estaba muy bueno.
-Ay, a mí la carbonara me encanta -murmuré cuando la nombró.
Ella soltó una risita.
-Genial, así compartes con Pablo, que es al único que le gusta -sonrió después.
Sonreí también y seguí escuchando mientras ella nombraba más opciones, para después hacer el pedido.
Justo entonces el móvil comenzó a sonar entre sus manos, a lo que descolgó y se lo llevó a la oreja.
-Dime, cariño -contestó tan risueña como siempre.
Yo aproveché para coger el móvil también y leer el "ok" de mi madre como respuesta a mi mensaje.
-¿Cómo que dónde estoy? Pues en casa, ¿No vienes a comer? -frunció el ceño.
Elevé la mirada hacia ella, y al instante se llevó la mano a la cara para taparse la boca que acababa de abrir en forma de sorpresa.
-Mierda, se me había olvidado. Cojo el coche y voy, ¿Qué restaurante era? -preguntó mientras se dirigía hacia el comedor para coger el bolso y las llaves-. Salgo ya, espérame fuera.
Bajó el móvil de la oreja y colgó con bastante prisa, mientras yo la seguía con la mirada.
-Qué idiota soy. Tenía una reunión con un cliente, y se me había olvidado por completo. Mi marido ya está allí y me va a matar -aseguró regañándose a sí misma.
Puse cara de circunstancia y ella negó con la cabeza.
-Avisa a Pablo de que me he ido, y empieza a trabajar sin mí, te avisaré cuando acabe -anunció volviendo hacia la cocina-. Ya lo siento, si tienes alguna duda me llamas.
-Tranquila, no te preocupes, no pasa nada -sonreí amable-. No vayas con prisa, ya iré haciendo yo cosas.
-Gracias, Valentina -sonrió y me dio una palmadita en la mano que tenía sobre la encimera.
-No es nada -le quité importancia.
-Madre mía... ¿Dónde llevaré la cabeza? -balbuceó saliendo de la cocina hacia el vestíbulo.
Solté una risita y negué con la cabeza. Podría ser yo perfectamente, la verdad.
Suspiré y me levanté del taburete para ir hacia el ventanal del comedor mientras llamaba a Gavi por teléfono, ya que no me apetecía recorrer toda la casa para encontrar su habitación o donde quisiera que estuviera.
ESTÁ A LER
Olas de intensidad
FanficA veces no se conoce a una persona de la forma más bonita, pero lo importante es lo que pasa después. Justo eso es lo que ocurre con Valentina y Gavi: el principio no es lo más agradable, pero sí lo son las coincidencias de después, cuando ella ter...