Capítulo 13. ¿Te hace gracia?

11.9K 595 112
                                    

Siguió besándome de forma lenta, subiendo y bajando su mano por mi pierna, haciendo que mi estómago se revolviera con cada caricia. 

Fui a incorporarme un poco, pero se me adelantó, tumbándome del todo y posicionándose un poco encima de mí, mientras llevaba una mano a mi cara para rodearla y apretarme contra sus labios. 

Sonreí ante eso y él se separó un poco, para mirar mi boca y después levantar la mirada hacia mis ojos. 

-Deja de sonreír tanto -ordenó tenso. 

-¿Por qué? -pregunté divertida. 

-Porque sino no puedo besarte -contestó obvio. 

Entonces mi sonrisa se amplió y lo acerqué un poco más hacia mí. 

-¿Tienes prisa en hacerlo? -alcé las cejas. 

-Sabes que me muero por hacerlo -susurró de forma suave. 

Sonreí de nuevo y lo atraje hacia mí para seguir besándolo cada vez con más ganas. 

No sabía que tenía tanta necesidad de hacerlo, y no sabía que iba a gustarme tanto. 

Lo estiré un poco más hacia mí, haciendo que se pusiera encima, y enrosqué mis piernas alrededor de su cintura. 

-Creo que no soy el único que tiene prisa -susurró bajando sus besos a mi cuello. 

-Si haces eso seguro que no -acerté a decir casi atragantándome con mi propia saliva al notar su boca en mi yugular. 

Al escucharme, aumentó la velocidad de sus besos, así como su humedad. Suspiré y cerré los ojos mojándome los labios y deseando que volviera a ellos, cosa que no tardó demasiado en hacer. 

Llevé mis manos al bajo de su camiseta y se la fui remangando a lo largo de la espalda hasta quitársela. 

Se incorporó un poco, incorporándome a mí también para quitarme la sudadera y la camiseta a la vez, haciendo que quedara completamente desnuda en la parte de arriba. 

Tomó aire recorriendo mi pecho y volvió a tumbarme, con él encima. 

Bajó de nuevo los besos a lo largo de mi cuello, pero sin detenerse ahí esa vez, sino que siguió hasta mis tetas, llevando hacia ahí sus manos también, agarrándolas, besándolas y lamiéndolas una y otra vez. 

Dirigí mi mano a su nuca y solté un suspiró mientras mi espalda se arqueaba. 

Volvió a levantarse y se dispuso a quitarme los pantalones, para después hacer lo mismo con los suyos y tirarlos hacia un lado. 

Cogió un preservativo de la mesita de al lado y lo dejó sobre la almohada, a la vez que volvía a inclinarse sobre mí. 

Comenzó a frotar nuestros cuerpos, rozando nuestras intimidades a la vez que siguió besándome lento. 

Todos mis sentidos prestaban atención a sus movimientos y a su respiración, que cada vez sonaba más entrecortada y agitada. 

Repasé su espalda con mis uñas, clavándolas un poco más a medida que iba subiendo por ella, hasta llegar a su nuca y apretarlo contra mí. 

No aguantaba más, así que cogí el preservativo de mi lado y lo abrí con la boca, para después quitarme la ropa interior, mientras Gavi me imitaba, y se lo tendí. 

Una vez se lo puso, volvió a tumbarse sobre mí, agarrándola con la mano para introducirla en mi interior. 

Solté un gemido involuntario al notarla y arqueé mi espalda al instante. 

Olas de intensidadOnde as histórias ganham vida. Descobre agora