Capítulo 29. Como te quieren.

9.3K 557 56
                                    

La verdad es que a la mañana siguiente estaba bastante nerviosa. Madrugué un poco más de lo normal para preparar todo y no dejarme nada. Hacía un poco más de frío así que me puse unos vaqueros, un body de manda larga blanco, una sudadera blanca por encima y una chaqueta de cuero negra, con zapatillas blancas. 

Guardé en una carpeta todos los papeles que había ido acumulando, y mientras cogía una tostada que acababa de preparar mi madre escuché que pitaban fuera. 

-Me voy -salí con prisa de la cocina.

-¡Que vaya bien! -escuché a mi madre elevar la voz. 

Bajé rápido las escaleras de la entrada y me dirigí hacia el coche de Gavi, que me esperaba enfrente de casa. 

-Buenos días -sonreí al entrar. 

-Qué buen humor, ¿No? -me miró un poco confuso. 

-Puedo cambiarlo si quieres -me abroché el cinturón. 

-No, no, déjalo así -sonrió rápido.

Alcé una ceja y le dediqué una mirada rápida, para después sacar el móvil y comprobar que todos los demás estaban yendo ya hacia el campo. 

-Espero que esté todo el mundo preparado -murmuré volviendo a guardarlo.

-Seguro que sí -contestó Gavi calmado. 

-Y que los médicos hayan llegado -recordé. 

-Estarán ya, no te preocupes -le quitó importancia. 

Asentí y tomé aire.

-Y también que...

-Valentina -me interrumpió de golpe, a lo que me giré hacia él-. Va a ir todo bien, estate tranquila. 

Suspiré y froté mis manos nerviosa. 

-Está todo bien organizado, y todo el mundo sabe lo que tiene que hacer. Los niños se lo pasarán genial y nosotros podremos ayudar a la asociación -habló con calma. 

-Sí... -balbuceé no muy convencida. 

Gavi me dedicó una mirada rápida y después posó una de sus manos sobre mi muslo, acariciándolo despacio, intentando tranquilizarme, pero eso no hacía más que ponerme todavía peor. 

Sonrió levemente cuando vio que no le dije nada y yo mordí mi labio deseando que no la apartara. 

Y no lo hizo. Siguió conduciendo así todo el rato hasta el campo, donde aparcamos enfrente y coincidimos con los demás. 

-Joder, qué frío hace -se quejó Ansu frotándose los brazos. 

-Sí, un poco sí -coincidí tiritando un poco. 

-Venga, vamos para allá -ordenó Pedri comenzando a caminar. 

Todos lo seguimos, mientras Gavi se ponía detrás de mí y frotaba un poco mis brazos para que entrara en calor. 

Me giré y sonreí levemente hacia él, quien me guiñó un ojo a modo de respuesta. 

La verdad es que al principio fue una locura. Todo el mundo intentaba acercarse a los jugadores a pedirles fotos y autógrafos, los cuales trataron de pararse con todos los fans que podían, pero era imposible. 

Tuvimos que ayudar a los entrenadores con los niños, porque cada uno iba para un lado, sobre todo los más pequeños. Dimos indicaciones a los padres, a los médicos y también a los de seguridad, para que no se fuera la grada de las manos.

Hubo un momento que no encontraba a ninguno de los chicos para que hicieran una entrevista, y cuando fui a buscarlos estaban todos jugando con los niños, regateándoles y haciéndoles bromas con la pelota. 

Olas de intensidadWo Geschichten leben. Entdecke jetzt