CAPÍTULO 85

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CAPÍTULO 85

SIEMPRE PUEDES CONFIAR EN MÍ

He Xile cogió su muda de ropa. Nada más entrar en el baño, antes de que le diera tiempo a elegir qué tipo de sales usaría hoy, oyó el sonido del pomo de la puerta al girarse.

He Xile se dirigió a la puerta del baño, y la abrió de un tirón.

El tentáculo pareció horrorizado, retrocedió dos pasos al instante y se quedó inmóvil, de pie frente a él.

—¿Tú también quieres bañarte? – He Xile miró al tentáculo y dijo con cierta confusión — Nadie se lava sólo los brazos, ¿verdad? Mi habitación es demasiado pequeña para tu cuerpo, y no puedes pas.... ¿por qué no vuelves a tu propia habitación y te bañas?

Aunque los tentáculos no tienen ojos y no puede ver el baño ni a He Xile, él siempre se siente extraño.

Cuando estaba en la Tierra, He Xile también fue a la casa de baños, y también dejaba que alguien en el baño le ayudara a lavarse la espalda, en ese momento también se lavaban los unos a los otros, no es gran cosa, pero la situación aquí y la casa de baños es obviamente diferente.

Este es un tentáculo......

—¿Te quieres meter primero? – Dijo He Xile.

El tentáculo no se movió.

He Xile pensó en las pocas veces que habían estado juntos y adivinó algunas de las razones por las que lo seguía al baño.

Muy pensativo, se dio la vuelta —¿Qué bola de sales de baño quieres usar? – Haciendo un gesto hacia la cajita que tenía delante, He Xile miró al Tentáculo, que probablemente no contestaría, y simplemente decidió por él —Estas dos.

Las sales de baño se derritieron en la bañera.

Al momento siguiente, el tentáculo se introdujo con cuidado.

El agua tenía la temperatura justa, así que rodó cómodamente dos veces antes de apoyar la punta en el borde de la bañera, las ventosas de los tentáculos se retraían como si respirara.

He Xile se sintió aliviado.

La punta del tentáculo se extendió hacia delante e instantáneamente se enganchó alrededor de la cintura de He Xile.

Las palabras que He Xile quería decir fueron todas retenidas y se sintió un poco impotente.

—¿Qué edad tienes? ¿por qué quieres que tomemos una ducha juntos?

Murmuró He Xile, pero el tentáculo alrededor de su cintura nunca aflojó el agarre en su cintura.

Hubo un momento de silencio incómodo.

Al final, no tuvo más remedio que volver la vista hacia el tentáculo y limitarse a realizar las acciones que realizaba en la casa de baños. Extendió tentativamente la mano y dio un baño al tentáculo, además de frotar un poco de líquido perfumado sobre él.

Mientras lo frotaba, He Xile pensó: —Es demasiado asombroso. La gente lava los tentáculos para poder comerlos después de forma limpia y segura, pero yo los lavo para poder dormir después con ellos limpios y oliendo bien.

Dicho esto, en toda Hexina... ¿realmente no hay albóndigas de pulpo, o pulpo a la brasa?

Incluso un sustituto de comida serviría.

De pronto le vino el antojo.

Veinte minutos más tarde.

—¡Listo! Quedaste muy limpio, ahora puedes ir y esperarme en la cama – He Xile lavó casi todo la longitud que cabía en la cama, dándole una ligera palmadita cuando acabó —Acuérdate de dejarme una crítica de cinco estrellas si crees que te he dado un buen servicio.

EL ÚLTIMO HUMANO DEL IMPERIOWhere stories live. Discover now