~• Capítulo 2 •~

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Mazikeen

18 de diciembre de 2015

Veintidós putas horas de vuelo, me voy a acordar toda mi vida de no haber dormido más de tres horas.

Cuando llegué a Rusia hacía demasiado frío, me puse mi abrigo antes de salir y encontrarme con mi padre.

— Hola — dije un poco seca, llevaba mucha mala hostia encima para estar de buenas.

— Alguien está de mal humor — dice con una pequeña sonrisa.

Le miré mal viendo su gran altura, piel morena, cabello negro azabache corto, su tatuaje detrás de la oreja — Estoy así porque no he dormido nada.

— Cuando lleguemos a tu nuevo hogar podrás descansar — mira su reloj — Son las cinco de la mañana y hasta esta noche podrás descansar lo suficiente.

— Estupendo — Metí las maletas en el maletero, junto al gato.

Me subí en el asiento copiloto, él era el que conducía — ¿Que tal allí en Estados Unidos estos años? — me mudé desde Colombia a Estados Unidos, por esto. Trabajo.

Echo de menos mi país — Bien, todo normal — No tenía nada que decir, espero que esta sea la última vez que me mude.

Nos quedamos callados todo el camino hasta llegar a una pequeña mansión, digo pequeña porque se todas las que he visto esta es enana.

Unas mujeres se llevaron mis maletas a mi nueva habitación — Voy a echarme un rato, ni se te ocurra despertarme — dije dándole la espalda.

No dijo nada al respecto, solo escuché como sus pasos iban hacía otro lado.

Llegué a la habitación, en ella estaban mis maletas, me tumbé boca arriba mirando el techo — ¿Quién será mi nuevo jefe? Tengo curiosidad.

Poco a poco mis ojos se cerraron quedándome dormida.

Me encontraba en una habitación llena de espejos, me veía a mi misma. Entonces mi reflejo cambió al hombre que me compro con nueve años — Te encontré antes de que tú lo hicieras.

Fruncí el ceño - Ven aquí, te voy a matar — dije dándole un puñetazo al espejo, todos ellos se rompieron quedando todo en la oscuridad.

Unas manos estaban en mi cuello, era él — No va a ser posible, te mataré, aquí y ahora.

No podía hablar, ni gritar, ni mover ni un centímetro de mi cuerpo. ¿Qué está pasando? Que alguien me saque de aquí.

Desperté casi sin respiración, ya era de noche, había dormido muchísimas horas.

Gruñí — Que asco de pesadillas.

Tenía pesadillas constantemente con el hombre que me compro y me usó como objeto sexual para sus burdeles.

Mi padre me rescató de ese sitio, pero él escapó con algunos de los suyos. Busco a los que me vendieron y al que me compró, y prostituyó durante mucho tiempo. Pienso hacer que arda aquí y en el infierno.

Me levanté de la cama cepillando un poco mi cabello con mis dedos. Salí bajando las escaleras encontrándome con mi padre — Justo a tiempo, ya estaba por ir a despertarte.

No dije nada al respecto, pero si le pregunté algo — ¿Quién es mi jefe? Bueno sé que es el rey de la mafia, pero quiero saber su nombre.

Le salió una media sonrisa — Él es Damon Petrov — dijo dándome la espalda.

— ¿Cómo tengo que llamarle si al final trabajo para él? — en realidad lo voy a llamar como a mí me de la gana.

— Jefe — sentenció la conversación con su tono. Algo que no consigue nunca en mí.

Amor perverso [#II Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora