~• Capítulo 38 •~

2K 152 61
                                    

Nickolay

Bajé al restaurante del hotel dejando a Maze que se prepara, a ella le gusta hacer las cosas más tranquilamente y yo soy demasiado impaciente, aunque estaba dispuesto a quedarme a esperarla, pero ella insistió en que bajará porque iba a tardar un buen rato.

Me senté lejos de la pequeña multitud junto con mis hombres. Los ojos de esas personas me observaban y susurraban entre ellos. He vivido esta situación varias veces en mi vida y lo que más se preguntan es, ¿cómo de importante soy para tener seguridad? En el fondo me hacen reír, no me gusta para nada llamar la atención, pero es imposible de la familia que vengo y el cargo que tengo, ser pakhan o Boss es un cargo muy grande, no se puede tomar a la ligera mi seguridad.

Me atendieron pidiendo vino y algo de entrarte en lo que llega mi futura esposa, estaba muerto de hambre, necesitaba comer algo.

Miro por un momento por la ventana viendo los jardines, quería ver si mis hombres trabajaban como es debido.

Giro mi cabeza encontrando a Maze con un top de manga larga y encaje negro mostrando su torso, falda de tubo de cuero tan corta que si se agacha se le verían las bragas, botas altas llegando un poco por encima de sus rodillas del mismo material que la falda de tacón como de quince centímetros, su cabello suelto y las gafas de sol sobre su cabeza, pude fijarme que llevaba un poco de maquillaje, se veía tan natural que apenas se nota.

Mis ojos se giraron a la multitud viendo como todos los hombres se la comían con los ojos, apreto la mandíbula con fuerza haciendo que una de las venas de mi mandíbula se hinche, no quiero que nadie la mire, ella es mía.

— Dios mío, que cansancio y eso que es medio día, —es lo que escuché de su boca mientras echaba miradas amenazadoras a los hombres.

Ni si quiera dije nada antes su frase, mi atención estaba sobre ellos que no paraban de cuchichear entre ellos y mirar a mi mujer. Voy a matar a esos bastardos.

Chasqueos de dedos casi cerca de mi cara hacen llamar mi atención, —por fin me miras, ¿por qué te preocupan tanto ellos?

¿Tanto se ha notado mis celos?, —te están comiendo con los ojos y quiero arrancárselos.

— Si tienes que hacer eso cada vez que un hombre me mire vamos mal, primeros tendrías que matar a todos los hombres del mundo para que no me miren.

— Si no llamaras tanto la atención tu forma de vestir tendría que ahorrarme casi romperme los dientes.

Alza una ceja, —vista como vista me van a mirar, soy una diosa aparte de que ya por ser mujer me miran y no solo me miran hombres, sino también mujeres.

Eso me puso de más mal humor que antes, voy a matar a todos los humanos de este maldito planeta, nadie mira a mi mujer. — Lo que dices no me calma, —digo con voz ronca.

Ella suspira con pesadez tocando mi mano, — Nick, ellos me pueden comer con los ojos lo que quieran, el único que puede tocarme y comerme con la boca eres tú. Tienen que tenerte celos a ti porque para ellos soy inalcanzable.

Mis ojos fueron a su mano viendo el anillo de compromiso, tiene razón solo puedo tocarla yo, pero no quiero que la miren más. — Ven, siéntate en mi regazo.

Sabía lo que pensaba y se negó, —si me siento en tu regazo van a creer que soy una prostituta y me imagino que no quieres que te pidan mi numero para pasar una noche conmigo, ¿verdad?

— ¿Por qué iban a pensar que eres una prostituta? — Levanto una ceja.

— Por mi forma de vestir provocativa, mi tono de piel y solo con sentarme en tu regazo, eso las parejas no lo hacen solo los raros, no quiero sentirme rara. Lo digo porque esto lo he visto mil veces.

Amor perverso [#II Saga emperadores de la mafia]Kde žijí příběhy. Začni objevovat