~• Capítulo 36 •~

1.6K 161 32
                                    

Mazikeen

Aquí estoy, lejos de todo y de todos como Tammy. No quiero que nadie me encuentre, ni siquiera mi papá y mi hermana, cada vez que les veo quiero llorar. Veo a mi apá entre ellos y se me rompe el alma.

Una temporada cedí y fui a verles, aunque me pasé por Berlín para negociar con la bestia peluda. Sí, tiene no nuevo apodo, bestia peluda, no tiene ni un solo pelo por su cuerpo, pero el de la bella y la bestia sí era peludo. Es lo que toca, él me llama rompe huesos. Estamos en paz.

Vivía en Nueva York, Estados Unidos. Aquí vivía antes de ir a ese país de mierda que no quiero nombrar.

Me pasaron todo tipo de desgracias por culpa de la familia que tampoco quiero nombrar, el único decente era el abuelo, pero por desgracia hace dos años que falleció. De ellos nada merece la pena.

Desde que me pasó aquello con el innombrable no he parado de hacerlo con hombres y mujeres, hasta he hecho orgias, por desgracia ninguno lo hace tan bien como él, debo de admitir. Dolida, pero no castrada.

No socializó con ningún hombre, bueno por así decirlo con nadie. No creo en el amor, es una jodida mierda, todos me hacen siempre lo mismo.

No voy a dejar que nadie más entre en mi vida, nadie. He empezado a amar mi soledad, que es la mejor compañía que he tenido hasta ahora, aparte de mi gatito Salem.

Ahora me gano la vida siendo camarera en un bar. Tengo una gran fortuna en el banco que no he tocado desde que me fui, solo lo que gano en el bar.

Es el dinero que llegó de mi herencia más el dinero que ganaba siendo una asesina. Mi apá me dejó toda su fortuna, sus negocios, todo por así decirlo. Negocios que vendí durante mis viajes porque nos los quería, solo saber que eran de él quería llorar.

Prefiero vivir trabajando que ser una rica y estar haciendo nada por nadie.

Me preparo para ir a trabajar. El bar estaba aquí al lado, me era muy fácil llegar.

Salgo y como siempre llego pronto para hacer intercambio con mi compañera. Me preparo el traje en el vestuario, una falda negra muy corta suelta, camisa blanca y una pequeña pajarita en el cuello, y tacones de plataforma.

Voy detrás de la barra a servir las copas de estos malditos borrachos cachondos.

Desde que trabajo aquí un hombre siempre me mira, e intenta ligar conmigo y siempre le ignoro. No es mi trabajo, es de las strippers entretener, no yo.

Lo veo entrar como todos los fines de semana aparece y lo primero que hace es guiñarme el ojo. Me daba hasta escalofríos su presencia.

Se sienta en una de las mesas, se notaba que quería sentarse en la barra para estar cerca de mí, pues te jodes.

Pasan las horas y empiezan a ponerse muy borrachos, no eran ni las diez de la noche y ya estaban borrachos.

— Dan asco, —susurra mi compañera que estaba conmigo en la barra.

— Estoy de acuerdo contigo, pero este trabajo nos hace soportar estos espectáculos, es lo que elegimos, —digo mientras limpio uno de los vasos.

— Oye amigo, —habla el que no para nunca de ligarme hacia mi jefe, Adam.

Adam a primera vista es aterrador, pero cuando le conoces es un amor de hombres, y nos trata como reinas. Es el mejor jefe que he tenido nunca.

Él se acerca, —¿en qué puedo ayudarles?, —pide ver la irritación en las venas de su cuello, no le estaba agradando nada la situación.

Amor perverso [#II Saga emperadores de la mafia]Where stories live. Discover now