~• Capítulo 8 •~

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Mazikeen

20 de diciembre de 2015

Estaba eligiendo la ropa más provocativa que tenía. Un body negro con brillo que mostraba la mitad de mis pechos de manga larga, un cordón negro hacia zic zac desde el principio de mi pecho hasta debajo de mi ombligo. Una falda muy corta que quedaba un poco por debajo de mi culo, tacones altos.

Me maquillé lo más natural posible, a ellos no les gusta el maquillaje muy cargado.

Me sentía muy rara. Recordar todo lo que me pasó. Lo he recordado más veces y no me ha afectado tanto como hoy.

Al venirme todo a la cabeza tan detalladamente al contarle de qué va esto a Nickolay, él no tiene la culpa de lo que me está pasando ahora.

Negué con la cabeza sacudiéndola haciendo desaparecer esos pensamientos. Hoy me desahogare con esos desgraciados.

Recogí mi cabello en una coleta alta. Creo que ya estoy lista.

Salí del baño viendo a Nickolay de lo más elegante — Sabes que tienes que actuar, ¿verdad?

Me mira directo a mi body sin decir palabra — Si, lo sé — dice fríamente y enseguida apartó la mirada.

Estaba algo raro, bueno los dos estamos raros el uno con el otro con este tema de mierda.

Me senté en la cama esperando a que el terminara de arreglarse quedando en silencio. Los dos sabíamos la tensión que había creado con lo que he contado. No quiero pensar que el sospecha algo de mi pasado, saber algo así es porque has trabajado para ellos o has sido víctima de la trata de mujeres.

Dejó de mirarse al espejo y dirigió su mirada de nuevo hacía mí — ¿Estás lista?

Asentí con la cabeza — ¿Y tú? — le miré de reojo e hizo lo mismo que yo.

Nos dispusimos a salir del hotel en silencio. Ninguno decía una sola palabra.

Llegamos al burdel, esas luces de neón rosa y rojo, en el que te indicaban que ahí podías libremente a violar a mujeres.

Me hervía la sangre, necesitaba darle la última información antes de entrar — Nickolay.

Se estaba quitando el cinturón, me miró a través del espejo retrovisor mirándonos a los ojos — ¿Qué pasa?

— Solo quiero decirte una última cosa antes de entrar — se acomodó un poco esperando — Cuando me presentes a ellos me tocaran delante de tus narices, no saques tu arma o comiences una pelea porque joderas el plan y tiene que salir perfecto.

Él a regañadientes asintió. Salimos del coche entrando por la puerta trasera. Hombres que me miraban con lujuria, solo podía darles una mirada de miedo en vez de odio, tengo que fingir ser débil y frágil.

Llegamos a dos puertas, un hombre grande, gordo, calvo, vestido completamente de negro miró a Nickolay y después a mí.

Volvió su mirada a él — La chica tiene que esperar, quieren verte a ti primero.

— Está bien — habla él de lo más tranquilo, me mira por un momento — Quédate aquí y no te muevas — dice autoritario, por ahora va bien con el papel.

— No se preocupe, ella no se moverá de aquí — el hombre calvo se lamió los labios mirando mis pechos. Ya me siento sucia con solo su mirada.

Nickolay entró en silencio. Me quedé fuera de pie, estaba rodeada de hombres. Dios me sentía como cuando tenía nueve años, totalmente expuesta, sin protección.

Amor perverso [#II Saga emperadores de la mafia]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora