~• Capítulo 50 •~

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Nickolay

La había cagado otra vez y de nuevo monumentalmente. Nick, ¿quieres dejar de cagarla? Tu posesividad y celos hace que la cagues una y otra vez.

Maze ya es difícil de manejar y yo no colaboro para que haga caso a mí órdenes. He descubierto que es imposible de manipular, tiene una fuerza mental increíble.

Debería dejar el papel de marido manipulador, chantajista emocional y dejarla fluir, pero cuando pienso que puede que haya otros hombres que la coman con los ojos o peor, que la inviten a salir. Me pone muy furioso y más quiero marcar territorio.

Ella es mía, y yo soy suyo. Cuido lo que es mío y solo mío.

A veces olvido que la cabrona es bisexual y tengo doble competencia, siento lo mismo que mi hermano con su futura esposa.

Habían pasado media hora y ella no ha vuelto. Agarro mi teléfono y llamo a Romanov.

— Dime, Boss. — Dice nada más aceptar mi llamada.

— ¿Sabes dónde está mi esposa?

— La última vez que la vieron fue enfrente de su edificio discutiendo con alguien, pero dejaron de verla cuando cayó la noche, —hace una pequeña pausa, —deberían de poner farolas allí, no se ve nada a la distancia.

¿Y si ese hijo de puta se la llevó? No, no lo creo. Ella no sería secuestrada tan fácilmente, bueno más bien es imposible que la secuestren.

Puede que esté aún allí discutiendo con ese hijo de puta. Encima me molesta este collar que me ha puesto, recibiré un castigo severo por perro malo.

— Ven aquí y con una muleta, no puedo levantarme de esta puta cama sin ayuda. — No debí dejarme disparar la última vez que salí al campo, moverme es un puto infierno de dolor.

Más me dolía el pecho cuando me invadían los pensamientos, solo podía pensar en ella. Anhelaba todo de ella.

Ignoré el impulso de ir a por ella, atarla en una habitación y tenerla como mi prisionera de por vida. Lo sé, son un maldito enfermo mental. Tengo el maldito apellido y sangre Petrov, joder que tengo un primo que le llaman el destripador por alguna extraña razón incluso es peor que mi hermano, la bestia y yo juntos.

Aunque Maze es la única que le supera.

La puerta del apartamento y desde donde estoy veo a Romanov. Es el único que puede entrar sin permiso, solo en ocasiones de emergencia o cuando quiero que me traiga algo siempre y cuando estemos dentro del apartamento.

Cuando me ve a través del cristal sube con una muleta, —tome, Boss. — Su mirada va directa a mi cuello viendo mi collar de perro.

Lo amenazó con la mirada mientras reprime una risa, pero no dice nada y es mejor que cierre la boca.

Me da la muleta y me ayuda a ponerme en pie, —gracias, Romanov. Llévame donde vieron a Dama por última vez.

El asiente sin decir nada y con mi mano libre voy a paso lento al lugar donde se vieron por última vez. Romanov tenía razón, tiene que poner farolas aquí y me encargaré de ello.

Saca una linterna, no había nadie. Ni una puta alma.

Romanov enfoca el suelo mientras marco el número de Maze. Cuando lo marco se escucha un teléfono cerca de nosotros.

Me dirijo al césped viendo cómo la pantalla de un teléfono se ilumina, me acerco viendo mi nombre. Difícil no identificar al "príncipe Petrov" en la pantalla.

Amor perverso [#II Saga emperadores de la mafia]Where stories live. Discover now