~• Capítulo 9 •~

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Nickolay

21 de diciembre de 2015

Escuché toda la noche su llanto. Me hice el dormido para comprobar si realmente ella estaba bien, pero no lo está.

Ella ha jodido mafias de ese tipo enteras, hoy se ha derrumbado y no entiendo el porqué. ¿Le habrá pasado lo mismo que esas chicas?

Tiene que ser eso, sino no entendería su sufrimiento. Lo averiguaré el día que confíe en mí y me lo cuente.

Ahora no me contaría, nos odiamos demasiado para contarnos nuestras mierdas.

Desperté. Con solo abrir los ojos mi visión fue directa al lugar donde dormía ella. Estaba durmiendo en una posición rara, de rodillas al sofá, con los brazos cruzados y su cabeza apoyada en ellos. ¿Tanto lloraste Maze?

Me levanté y me acerqué a ella. Agaché mi cuerpo subiéndola a mi regazo. Mi brazo en su espalda y el otro debajo de sus muslos, ni siquiera se inmutó del movimiento.

La llevé a la cama, al lado contrario donde duermo. Ahí la dejé durmiendo, no podía dejar de mirarla. Rocé su mejilla con suavidad — Juro que el que te haya hecho daño lo hará pagar muy caro — digo en un susurro lleno de rabia.

Aparté mi mano y me alejé de ella. Iré a relajarme al restaurante de hotel mientras tomo café.

Me puse mi traje de todos los días, pantalones negros, camisa blanca, corbata negra, chaqueta del mismo color que los pantalones, corbata y zapatos de vestir.

Salí de la habitación dejándola sola. Si se despierta y no me ve será lo mejor para su vista.

Llegué al restaurante sentándome en la barra, le pedí a una de las camareras un café con leche. Por lo menos esta entendía inglés, no tendría que subir a despertar a Maze, no me apetece y menos si tiene mal humor cuando la despiertan mucho menos la despertaría con ese genio.

No debería de hablar opinando de su genio, cuando el mío es peor, más bien no sé cuál de los dos es peor.

La camarera me trajo mi café metido en mis pensamientos más profundos sobre ella.

Miré la espalda de esa camarera — Señorita — la llamé, necesitaba preguntarle algo.

— Dime señor — ¿Señor? Si tengo veintidós años, ¿tan viejo parezco? Será por la ropa.

— ¿Cómo se consuela a una mujer triste o llorando?

Ella me sonrió un poco extrañada por mi pregunta, lo sé no se me da bien consolar a mujeres, o simplemente tocarlas. Mi vida sexual es un poco nula.

— Pues estando con ella, abrazarla hasta que se calme

— ¿Y si ella me dice que la deje en paz?

— No lo hagas, no te vayas, aunque ella te lo pide. Las mujeres somos un poco tercas cuando somos vulnerables con los hombres, pero si le dice que se vaya gritándole es cuando debe irse. Realmente quieren que la dejen sola.

— ¿Y si ella me odia?

— No creo que alguien odie a un hombre tan guapo como tú — vi una pizca de coqueteo en sus poros.

— Créeme, me odia — dije levantando las cejas ignorando su coqueteo hacia mí, no me interesa — Solo responda a mi pregunta y vuelva a su trabajo.

Ella levantó una ceja sintiéndose ofendida, no me importa mucho que se ofenda — Bueno, tiene que quedarse a su lado por mucho que te odie — se dio la vuelta y se fue de mi campo de visión.

Amor perverso [#II Saga emperadores de la mafia]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant