~• Capítulo 16 •~

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Nickolay

29 de diciembre de 2015

No podía quedarme quieto teniendo malos presentimientos, imaginando escenarios en los que ella podía morir de un disparo.

Ella es increíble, lo que hace es inhumano, pero no deja de ser humana, porque no existe lo sobrenatural si no creería que es vampira o un demonio.

Levanté el culo de la moto y fui tras ella.

Sabía que me discutiría todo lo que dijera, siempre tiene que estar por encima de mí.

Esta vez no ganó ninguno. La bala iba hacia mí, pero ella se puso en medio

No entendí para nada ese acto si me odia. ¿Por qué soy más débil que ella? ¿Por qué se preocupa por mí? Eso último es absurdo.

Por lo menos me dejó ir con ella o eso creía cuando mire detrás de mí y ya no estaba conmigo, por eso me dijo que fuera delante fingiendo una mueca de dolor, eso me enfadó mucho.

No entendía porque no quería que fuera con ella, ni siquiera tiene un equipo que la respalde, es algo que no entendía hasta que escuché aquellas palabras. Entonces lo entendí.

Mis sospechas de que había sido víctima del proxenetismo fueron confirmadas.

No fue capaz de mirarme, realmente no quería que supiera su pasado. La entiendo.

Tenemos más en común de lo que pensaba, una de ellas es que los dos estamos rotos.

Llamé a que limpiarán nuestro desastre de cadáveres.

Cuando salí y la vi tirada en el suelo no tardé en correr hacia ella — Maze — me arrodillé dándole la vuelta, estaba perdiendo mucha sangre.

Jode, joder. Te odio, pero no te mueras, quiero joderte la vida y mucho, muchísimo. Necesito que vivas.

¿Qué hago? No puedo llevarla así en la moto. Joder, tenía que haber cogido un coche. ¡Me cago en la puta!

Saqué mi teléfono viendo que no tenía cobertura - Me cago en todo - gruño.

La bombilla de mi cabeza se encendió — Este tío era un pez gordo, puede que tenga un coche disponible.

La subí a mis brazos, me levanté y caminé a paso ligero al garaje. De una patada abrí la puerta con ella en brazos — Tengo que salvarte — digo cuando veo miles de coches.

Fui al primer todoterreno. No podía entrar sin la llave.

Moví el cuerpo de ella sobre mi hombro, con el codo reventé el cristal a una zona para no hacerme daño. Abrí desde dentro, la tumbé en los asientos traseros.

Subí al asiento piloto sacando los cables de debajo del volante, estuve uniendo cables sin parar para poder arrancarlo — Venga, vamos.

Hasta que le di a la tecla y arrancó —  Sí — me senté y a toda velocidad salgo de allí rompiendo la verja del lugar.

De vez en cuando miraba hacia atrás viendo cómo su sangre chorreaba — Aguanta, Barbie colombiana — rápidamente saqué mi teléfono — no debí dejar que fueras sola desde el principio o más bien, no debí ir, esto ha sido mi culpa — llamé al hospital Petrov.

Una mujer me atendió — Hospital Petrov, solo atendemos a los Petrov. Si eres un Petrov, ¿en qué puedo ayudarle?

— Soy Nickolay Petrov y necesito que venga a mi apartamento un médico, una enfermera y sobre todo bolsas de sangre. Mi compañera está gravemente herida, le han pegado un tiro en el hombro y no para de sangrar — sentía que el camino a la ciudad era interminable, me iba a quedar sin pie por darle tan fuerte al acelerador.

Amor perverso [#II Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora