~• Capítulo 33 •~

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Mazikeen

26 de septiembre de 2016

Habían pasado cuatro días después del asesinato de mi padre estaba aquí en la funeraria con Evans.

Mi cabello estaba recogido en una coleta baja y dos pequeños mechones sueltos, un jersey blanco de lana y pantalones vaqueros azules claros.

No eras capaz de vestirme de negro, siempre me lo ponía porque le gustaba a mi padre, ahora que no está no quiero nada negro.

Llevaba conmigo mi peluche de gato, es lo único que permito que esté conmigo. Este peluche es parte de mí. Seguro que el señor me mira extrañado al ver a una mujer de veinte años casi veintiuno con un peluche copo si fuera una cría, se creerá que tengo un retraso menta o algo, pero no me importa. Esto es ahora mi zona segura.

Estamos en una sala llena de ataúdes, el hombre nos estaba ofreciendo desde los más baratos a los más caros. La verdad dejé de escuchar.

Miraba los ataúdes y se me caía el alma al suelo. Haga los trámites que haga, no va a volver. Mi apá no volverá.

No quería estar aquí, pero somos los únicos familiares que le quedaban, me toca comerme estás mierdas.

Elegir el ataúd, flores, si será enterrado en tierra, nicho o incinerado, y si es lo último donde querrá que echemos sus cenizas, por último, el testamento. Tengo tantas ganas de que esto termine.

Maze, hija, —la voz de papá me sacó del trance.

— ¿Qué? ¿Qué pasa?, —de golpe volví a la realidad.

— Nos está diciendo cual elegimos, ¿no has estado atenta?, —él está tan harto como yo de esto.

— Ahórrate repetirlo, elige tú el que prefieras, yo voy a tomar el aire, —le doy la espalda saliendo de la sala.

Me voy a la sala de espera sentándome en uno de los brazos de los sillones, ahí me eché a llorar. Pasar por el duelo es una puta mierda, ojalá esa bala hubiera ido hacia mí, no hacía él.

Quiero estar muerta y él vivo.

Me muerdo la uña del dedo pulgar, intentando contener mi llanto. Quiero que este dolor pare, esto duele, duele muchísimo.

Una mano se desliza por mi hombro, su cuerpo se pone delante de mí viendo que era Nick, —hey, — me dice suavemente y se agacha. — Ya estoy aquí.

— Me duele el pecho, mucho y la garganta, duele. — Me mordí el labio inferior conteniendo el llanto.

— Lo sé, estoy aquí para aliviarlo lo mejor que pueda. Te prometí que estaría contigo en todo momento y aquí me tienes, —acaricia mi mejilla secando mis lágrimas.

Ya no siento odio hacia él. Admito que estoy enamorada de él, quiero que lo sepa, pero no es el momento, no me encuentro con fuerzas para nada.

— Gracias, eres un gran apoyo para mí, Nick. —digo un poco más calmada.

Me da un pañuelo, —toma, sécate las lágrimas y organicemos un buen homenaje para tu apá, al mejor padre del mundo y sobre todo un gran guerrero.

Eso me hizo sonreír, agradezco tanto que me esté apoyando en esto, —vale. — Me seco las lágrimas tranquilizándome.

— No dejemos a Evans más tiempo solo, el también está pasando el duelo, — asiento.

Le doy de la mano y en la otra llevaba mi peluche. Volvimos con el rubio que sonrió al vernos dados de la mano, hasta me sonrojé.

Amor perverso [#II Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora