Motlalihtoc Miquilistli (Ajachi 3)

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MUERTE DESTINADA (PARTE 3)

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Este de la Región Autónoma de Quintana

Pueblo "Nevada de Quindío". Un par de días luego del atentado

En un solitario bar del lejano pueblo de Nevada de Quindío, Cuetlachtli se fumaba un puro con un semblante de despreocupación, tomando con indiferencia el sofocante calor que enfervorizaba la cantina y el pueblo entero. No solo por el calor que irradiaba el Estigma de Lucífugo, sino también por la movilización de paramilitares del Cartel de los Coyotl.

A través de las ventanas de cortinas corredizas, se alcanzaba a observar la marcha de gruesos pelotones de más de veinte nahuales cada uno, todo sellos siendo de apariencia canina. Vestían con uniformes camuflados de color anaranjado, y cargaban en sus manos rifles de asalto. Los acompañaban, por los flancos, carros de combate, e incluso tanques de diseños de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Los lugareños del pueblo se recluían hombro a hombro en sus porches, viendo el panorama militar con miedo expectante; siendo esta la primera vez que veían algo así, algunos concibieron el escandaloso pensamiento de que estaban presenciando el comienzo de la Tercera Tribulación.

El cuartel operativo de los Coyotl al este de Quintana ya se estaba movilizando y realizando acciones militares en los pueblos aledaños a la ciudad de Quintana. Siendo este la cuna del Cartel de los Coyotl, la ejecución de militarizar la ciudad y los pueblos cercanos a esta estaba siendo pan comido. La noticia ya se corría como la pólvora por las noticias televisivas de como paramilitares estaba adueñándose de los pequeños poblados, y de la mismísima Quintana. Su poder militar y su capacidad de dominancia civil y de terrorismo no parecía conocer limites, hasta el punto de realizar acciones marciales en la población con tal de demostrar que ellos son más poderosos que los gobiernos regionales. El solo pensar en eso hacía que Cuetlachtli esbozara una sonrisa mientras fumaba su puro. 

El subalterno lobo dejó a un lado el cigarro y agarró el vaso de vidrio llenó de whisky. Se lo bebió de un solo trago, y le pidió al barman más. El azteca, con el terror dibujado en su rostro, accedió a servir más whisky en su vaso. 

—Cuidado, señor Cuetlachtli —advirtió el barman al tiempo que Cuetlachtli se volvía a beber todo el whisky de varios sorbos seguidos—, hoy es un día muy caliente. El Tonalli de Lucífugo está más inclemente que nunca. Echarse mucho aceite a la máquina puede perjudicarlo...

—Primero que nada —gruñó Cuetlachtli, estampando el vaso sobre la barra—, no llames a ese sol bastardo "Tonalli". Insultas la memoria de Tonatiuh y hasta de Tecuciztécalt y de Nanahuatzin comparando ese bastardo de Lucífugo con ellos. Y segundo... existen dos tipos de aztecas aquí en las Regiones —alzó dos dedos felpudos—. Los que sirven, y los que beben —el subalterno agarró su vaso y lo agitó frente a la cara del barman—. Cállate, y sírveme otro.

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWhere stories live. Discover now