Interludios: Los Torneos Pandemonicos

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ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

|◁ II ▷

Bajo Mundo de la Civitas Magna

Barrio Ashura. Sudeste de la Civitas Manga

Cuando llegaron al Barrio Ashura, Adam Smith no se esperaba ninguna remodelación u otro tipo de cambio urbano en la zona. Tenía razón. No hubo cambio alguno. Todo seguía igual, desde fuera hasta dentro, con la diferencia de que ahora poblaban los íncubos, súcubos y otros demonios en estos barrios de mala vida.

El Ilustrata de la economía está sentado cómodamente en los sillones dentro del coche blindado con el que viajaba por este Barrio Ashura. Sus guardaespaldas, hombres de negro y con gafas de sol especiales con los cuales poder detectar el ultravioleta de los demonios, iban al volante, la mirada siempre atenta para descubrir algún destartalado de los callejones que quiera propasarse de listo. Otros tres coches policiales lo seguían de cerca, custodiándolos; dentro de ellos iban más de sus hombres, pertrechados con armas de fuego hasta los dientes. También había tres motociclistas que conducían motocicletas de la marca Tesla, prestadas por el propio Nikola. Smith siempre le agradecía a Nikola cualquier herramienta que le requisara, siempre y cuando no viniera con tasa de intereses.

Adam Smith se encogió de hombros y sintió una terrible melancolía la ver los destrozos y la precariedad del Barrio Ashura. Sí hubo, de hechos, fondos para poder restaurar mucha de la urbanización perdida luego del Saqueo de la Civitas Magna. No obstante, la Corona decidió usar mucha de esa financiación en el show político de los Nueve Reinos antes que resolver la pobreza extrema. A día de hoy, Nikola Tesla no le perdonó esto a Brunhilde. Smith pensaba igual; no la perdonaría por eso, pero no por no ayudar a los pobres en sí, sino por haber invertido erróneamente.

<<Solo esperemos que esta vez no se arrepienta de esta inversión>> Pensó Smith, sacando de debajo de su abrigo azul unos sobres interfoliados y protegidos con sellos que tenían la marca de su empresa "The Wealth of the Nations": un estampado de su rostro en perfil rodeado por una circunferencia. En ellos, se encontraban los bonos millonarios con los cuales ensalzar y propagandear los Torneos Pandemonicos, para que tuvieran el alcance que tanto la Reina como el Legendarium Einhenjer, Maddiux Siprokroski, querían.

La comitiva del Ilustrata arraigó finalmente al lugar designado. Incluso desde la distancia, Smith lo pudo observar, pero ahora que estaba cerca, la arquitectura de su detallada fachada lo dejó sin palabras. La Residencia Siprokroski respiraba aires de realeza, con su arquitectura mezcla entre modernidad y medieval, teniendo así torreones con cúpulas bulbosas de colores primariamente negro y verde, grandes bloques rectangulares con ventanales por donde se podían llegar a ver las lujosas salas de estar, los gimnasios y hasta algunos museos personales y, por último, en el ala más oriental del palacete, un largo edificio de fachada blanca y ventanas arqueadas que recuerda mucho al Gran Palacio del Kremlin. Toda esta hermosura arquitectónica y clasicista estaba protegida por una muralla de concreto de más de diez metros, guardada por francotiradores rusos entrenados y dispuestos en los altos torres.

El coche se estacionó cerca de la garita con una verja hecha de plasma verde telequinética que los separaba de la extensa estación de vehículos. El militante de Smith le mostró su identificación al guardia ruso, y este último observó tanto al guardaespaldas como al Ilustrata sentado en la parte de atrás. Le devolvió la tarjeta de ID al militante, y dio el aviso por radio indicando a sus altos mandos de la Residencia Siprokroski que la comitiva había llegado. Momentos después, el entramado de plasma verde se desvanece de un chasquido, y la caravana de camionetas y motocicletas entró en la estación.

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWhere stories live. Discover now