Cocoliztli Neltiliztli (Ajachi 2)

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EL DOLOR DE LA VERDAD (Parte 2)

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ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

|◁ II ▷|

Niveles inferiores del Omeyocán

Zaniyah seguía en pos de Omecíhuatl. Caminaba arrastrando los pies, y a pesar de que no llevaba cadenas ahora, seguía sintiendo que era jalada y forzada a seguir caminando por el frondoso y claustrofóbico pasillo.

Omecíhuatl caminaba por el pasadizo como si estuviera anadeando por una pasarela; contoneando las caderas de un lado a otro, y moviendo de forma serpentina su cuerpo, como si disfrutara cada articulación que hiciera con él para demostrar su sensualidad y su poder divino. Zaniyah caminaba por un suelo ahora liso; no hecho de piedra, sino de un material más parecido al metal. El piso y las paredes con forma de túnel tenían colores celeste y cian ahora, y algunas de las paredes y techos tenían ventanales por los cuales pudo vislumbrar, por unos segundos, un gigantesco espacio que aludía a las grutas de una caverna.

La hija de Uitstli se armó de valor para afrontar a la Suprema con una pregunta. Tardó varios segundos para poner en orden su mente.

—¿Qué me... piensas mostrar?

Omecíhuatl se detuvo en seco. Zaniyah se paró también, justo detrás de ella. La incomodidad afloró en su ser al ver que la Suprema no se movía por varios segundos. Oyó una risa primero, y después Omecíhuatl se volvió para dedicarle su desquiciada sonrisa

—¡Por fin abres el hocico, chica! —exclamó ella, cruzándose de brazo bajo los pechos— Ah, por un momento creí que Tepeyollotl o el Mechacoyotl te había cortado la lengua a punta de vergazos —hizo una pausa. Zaniyah, con el ceño fruncido y el miedo punzando, se la quedó viendo a los ojos. Omecíhuatl se mordió el labio inferior, chasqueó la lengua y reavivó la marcha. Zaniyah la siguió—. Pienso mostrarte lo que voy a hacer con tus pequeños, desobedientes, malolientes y pobres diablos pueblos a los que tú, a partir de hoy, dejarás de llamar "hogar".

Zaniyah tuvo un escalofrío, y la piel se le puso de gallina. Por su mente destiló todas las buenas ofrendas que los aztecas le habían hecho a Omecíhuatl durante siglos en estos Nueve Reinos. ¿En serio le estuvieron haciendo devoción a esta maldita zorra loca?

La Suprema Azteca guió a Zaniyah hasta un puente que interconectaba dos partes de una misma gruta separadas por un fondo abisal. A través del resquicio de los ventanales, la muchacha azteca pudo vislumbrar, así sea por muy poco, las siluetas de gigantescas plataformas circulares que se movían oblicuamente de arriba hacia abajo, como naves espaciales, pero siendo sostenidas por debajo de ellas por enormes sombras negras parecidas a orugas prehistóricas de tamaños colosales.

El ambiente de repente pasó de ser gélido y muerto a uno caliente y germinante de vida demoniaca, tan llena de tensión que la presión hizo acelerar su corazón. Los colores celestes de las lámparas neón comenzaron a ser obliteradas por un intenso color rojo proveniente del fondo del pasillo. El cuerpo de Zaniyah comenzó a sufrir de un emergente calor que iba en aumento a medida que se acercaban al final del pasillo; el sudor empezó a perlar su negra piel, tanto por el calor como por el pavor de no saber con lo que se iba a encontrar al final del camino.

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWhere stories live. Discover now