Yaoyotl Ueytlalpan (Ajach 2)

14 9 0
                                    

GUERRA CONTINENTAL (Parte I)

___________________________

1
___________________________

≿━━━━༺❀༻━━━━≾

Embajada de la Multinacional

Queztalcóatl había dicho que solo participarían los miembros originales de los Manahui Tepiliztli; por motivos que Randgriz desconocía, él no la contaba ni a ella ni a Yaotecatl para la misión. Eso le hizo enarcar mucho las cejas y cuestionarse el por qué de esta decisión, a sabiendas que, entre menos tiempo gaste con Uitstli, más deteriorado sería el Völundr una vez llegado el Torneo del Ragnarök.

La Valquiria Real se encaminó por los pasillos del segundo piso del edificio, dirigiéndose hacia el balcón donde los aztecas le dijeron que encontraría al Dios Azteca. A lo lejos pudo verlo, apoyando las manos sobre el balaustre y oteando con una mirada apasionada la ciudad de Mecapatli. Nada más poner un pie sobre el balcón, Randgriz sintió el pesadumbroso ambiente que imponía la presencia de Quetzal. Pesada... pero luego de que el Dios Azteca se dio la vuelta y le dedicó una sonrisa afable con los brazos abiertos, esa tensión se desvaneció.

—¡Señorita Randgriz! —exclamó Quetzal. Señaló la mesita con una mano— ¿Tomamos asiento?

—Sí, por qué no —dijo Randgriz, haciendo a un lado la silla y sentándose sobre ella. Quetzalcóatl hizo lo mismo, acomodándose con las piernas cruzadas.

—Ah, como son de impresionantes las vistas desde acá —confesó Quetzalcóatl, girando la cabeza hacia la izquierda y viendo por los resquicios del parapeto la ciudad—. Igual que cuando vuelo a cientos de metros en el aire —chasqueó los labios, sin parar de sonreír—. Los aztecas han hecho una maravilla construyendo todo esto.

—Ya lo creo —dijo Randgriz, asintiendo con la cabeza.

—Yo antes quería ser fotógrafo, ¿sabes? —Quetzal señaló a Randgriz con un dedo—. Aún sigo queriendo ser fotógrafo, de hecho. Pero Omecíhuatl... —ladeó la cabeza— siempre se me puso en el camino. Destruyendo mis cuartos de polaroid, mis cámaras, mis anotaciones... Según ella, lo considera una actividad de los Miquini que nosotros no deberíamos replicar.

—Lamento mucho eso —Randgriz hizo una reverencia, y después lo miró con ojo analítico—. Veo que también tienes aspiraciones.

—¡Por supuesto que las tengo! —Quetzal cerró sus puños y estremeció los brazos en un acto de angustia— Y nada de motivaciones ambiciosas como los de ella de querer dominar el chingado mundo o algo así. Yo soy de sueños más humildes... —empezó a enumerar con los dedos— Ser fotógrafo, ser un chef, ser un escultor, ser un no sé, un orador o un poeta. Eso siempre me lo recriminó Omecíhuatl. Siempre me hizo menos por tener más actitud de "humano" que de "deidad".

—Y como resultado, los aztecas te adoran más a ti que a ella —Randgriz sonrió, divertida. Eso hizo que Quetzal sonriera también y carcajeara un poco.

—¡Así es! Es por eso que viste muchas estatuas de mí y de mi hermana Tócih por toda esta Región —Quetzal describió un amplio semicírculo con una mano—. Y ahora que estoy con ustedes, finalmente puedo ser libre y hacer lo que quiera. Y una de esas primeras cosas es... —sonrió de forma bobalicona— exacto, darle su merecido a Omecíhuatl en todos los ámbitos. En especial el Torneo del Ragnarök.

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWhere stories live. Discover now