Ilhuitl Onaqui Cuauhtli Ahmo Inin (Ajach 1)

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LLEGARÁ EL DÍA EN QUE NO LO ESTÉS (PARTE 1)

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ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

|◁ II ▷|

Embajada de la Multinacional

14 días para el Torneo del Ragnarök

En la mañana del día decimo cuarto antes de la apertura del Torneo del Ragnarök... el edificio de la Embajada despertó con un inclemente y escabroso silencio que acompasó a la preparación de los Manahui Tepiliztli en su misión de rescate a la ciudad de Aztlán. 

No había gente caminando por ninguno de los lares del interior del edificio, como si lo hubiesen evacuado. Ningún funcionario, ningún secretario... La única presencia no física en las salas eran los rayos del eclipse solar del Estigma de Lucífugo, filtrándose por los ventanales  y dándole aspectos de gran tensión a las galerías, los zaguanes y las salas de estar. El silencio siguió remarcando su reinado en muchos de los rellanos, hasta que fue destronado por el resonar de múltiples pisadas coordinadas de bloques de Pretorianos avanzando a través de los campus de la Embajada.

Los soldados avanzaban en pelotones de más de treinta soldado cada bloque. Emergían de los peristilos de los partenones griegos, avanzando como motas de armaduras de logas negras que descendían de las escalinatas y hacían formaciones de regimientos militarmente poderosos a las afueras de la Embajada que llamaban la atención de los aztecas. Los ojos de cientos de mesoamericanos, ocultos dentro de sus casas o caminando por las calles y las aceras, estaban concentrando su consternación en la forma en que los Pretorianos se formaban alrededor de los campus ajardinados y las plazas adoquinadas. Los vehículos de guerra también estaban estacionados cercados a ellos, desde camionetas de transporte de soldados hasta coches con torretas e inclusive tanques de guerra. 

Muchos de los aztecas no pudieron evitar fruncir el ceño y mostrar su hastío a estas formaciones militares. Se les notaba que ya han tenido suficiente de esta guerra de desgaste y de guerrillas, y buscaban ansiosamente un fin para este conflicto armado. Publio Cornelio podía sentirlos cada vez que lanzaba una mirada a su derredor y se cruzaba la mirada con las conglomeraciones de aztecas que se formaban más allá de los vallados de hierro. Comprendía con profunda simpatía el sentimiento de fastidio en la población. Nuevamente, era su trabajo en culminar una guerra a gran escala.

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWhere stories live. Discover now