Maquixtiloca Teótl Innan (Ajachi 2)

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SALVACIÓN DE NUESTRA DIOSA MADRE (Ajachi 2)

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ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

|◁ II ▷|

El dios azteca y los aztecas mortales se ocultaron tras las paredes a cada lado de las compuertas deslizantes. Esperaron el siguiente lapso de una eternidad de tintineos de campana, de pisadas babosas y de gorjeos viniendo del grupo de Comegen que se aproximaban hacia la celda. Mixcóatl pegó su oído a la pared y cerró los ojos, concentrando su cerebro en identificar las ondas sonoras de cada campana y cada carcelero que recorría por el pasadizo. Pudo identificar hasta cinco de ellos, y se los indicó a los Manahui alzando cinco dedos.

—Yo atacaré primero, luego ustedes —indicó Mixcóatl con gestos manuales—. Primero córtenles las manos, y después ataquen la cabeza. No dejen que sus ráfagas los golpeen.

Todos los Manahui afirmaron con la cabeza. Al fondo de la pared frontal se encontraban Zinac y Yaocihuatl cargando en sus hombros los brazos de Uitstli. Delante de ellos estaban Tepatiliztli (quien cargaba al casi inconsciente Tecualli en uno de sus brazos) y Zaniyah. Del otro lado de la pared estaba Mixcóatl y Xolopitli, este último empuñando la cuchilla negra del nahual quiróptero.

La espera se hizo eterna, y el incesante sonido de los campaneos y de los chasquidos babeantes de las pisadas pusieron incomodos e impacientes a los Manahui. Mixcóatl permaneció con la mirada determinada y los puños en alto, uno de ellos empuñando su lanza de plumas. El determinismo de su semblante motivó al grupo azteca para mantenerse erguidos y preparados para atacar.

La compuerta de hierro se deslizó lentamente, revelando un umbral con penumbra del otro lado. El grupo se mantuvo expectante, manteniendo la respiración con tal de no producir sonido alguno. Una mano se asomó de la oscuridad, sosteniendo la campana de fulgor verde. Mixcóatl apretó los labios y espero un poco más para que se adentre.

Y una vez vio la cabeza de pulpo del prisionero asomarse también, Mixcóatl descargó un amplio tajo de su filosa lanza, cortándole de un solo el brazo y la cabeza al mismo tiempo.

El chillido que emitió el Comegen casi ensordece a los Manahui. Mixcóatl, rapaz, se abalanzó sobre e cuerpo decapitado y lo empujó, obstruyendo el camino de los otros cuatro carceleros que venían detrás. De una sólida patada empujó el cadáver, y los Comegenes se desmoronaron al piso. Los Manahui salieron rápidamente de la celda; Mixcóatl lideró el camino por el angosto pasillo, con Tepatiliztli, Yaocihuatl y Zinac cargando a los heridos, mientras que Xolopitli y Zaniyah se encargaron de asesinar a los humanoides pulpos con sendas puñaladas en sus cerebros, manchándose los rostros de sangre en el proceso.

El grupo recorrió el oscuro pasadizo, siguiendo de cerca al ahora líder Mixcóatl. A través de las celosías se filtraba los resplandores de los relámpagos, así como el hedor a lluvia proveniente de los vientos. EL rugido de los huracanes de afuera obstaculizó el buen oído de Mixcóatl, quien, con su oreja pegada a la pared, trató de identificar las pisadas de más Comegenes.

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWhere stories live. Discover now