❄Capítulo 5❄

1.6K 199 5
                                    


Shuell conocía a personas que se marcharon en momentos inesperados y no volvieron debido a que sufrieron accidentes.

Rápidamente se deshizo de los pensamientos sobre sus padres, pero la sensación de ansiedad e inseguridad no desapareció.

¿Qué excusa podría poner para que no se fuera?

Shuell, cruzó la oficina con pasos rápidos hasta llegar frente a Rayglen, luego extendió hacia arriba su delgado dedo índice con confianza y mostró una triste mirada.

—Primero, no he obtenido una respuesta a mi propuesta.

La mirada insensible de Rayglen se limitó a observar los movimientos de Shuell e, independientemente de si ella se acercara más o no, no retrocedió y su erguida postura no tembló.

«¿Cómo alguien de una apariencia tan hermosa no mueve ni una sola ceja?»

Shuell esbozó una leve sonrisa y levantó la mirada.

—Segundo, ni siquiera han pasado 24 horas desde que conocí al Gran Duque —añadió Shuell con voz brillante.

—¿Qué tiene eso que ver conmigo?

—Es importante. Debe asumir la responsabilidad. Entonces, ¿por qué no ordena que se haga un retrato de usted?

En un instante, la oficina se quedó en silencio.

—¿Eso es todo? —preguntó Rayglen fríamente, sin parecer sorprendido.

—¿Puedo pedir algo más? —preguntó Shuell, mirando fijamente a Rayglen.

Había algo en el pulcro aspecto de Rayglen que le molestaba a Shuell. Probablemente era el cabello sobre su hombro.

Shuell levantó suavemente el cabello y, cuando intentó tirarlo al suelo, lo miró con pesar por un momento porque era parte de Rayglen.

Rayglen no se movió, solo continuó con su fría mirada.

—Gran Duque... —dijo con tono rígido un hombre ojeroso y de cabello grisáceo junto a Rayglen—. Su Alteza, al parecer tiene fetiches inusuales. Creo que lo correcto sería expulsarla.

Por su aspecto débil y cansado, se notaba que era Jess, el Capitán de la Guardia Personal de Rayglen.

Shuell lo calificó como un hombre decente cuando leyó la novela original. Claro, eso fue hasta que lo escuchó hablar.

Jess fue el único que recorrió los campos nevados en busca del cadáver de Rayglen cuando murió, así que existía una simpatía hacia él. Sin embargo, a diferencia de Shuell, a Jess no parecía agradarle.

—¿Inusuales? ¿No es correcto llamarlo amor? —corrigió Shuell mientras se alejaba de Rayglen.

Jess intentó discutir, pero su boca se mantuvo cerrada porque Rayglen levantó la mano para detenerlo.

—¿Cómo supo de este lugar? No recuerdo haberle enseñado el camino hacia la oficina.

—Oh, los caballeros frente a mi habitación me lo contaron.

—Parece que hay personas en la residencia Brent que han olvidado sus principales deberes.

La mirada de Rayglen parecía decir que estaba preparado para encontrar y cortar el cuello de aquellos que fácilmente olvidaron sus deberes.

Su mirada era sutil, pero la frialdad contenida lo indicaba.

—Son inocentes. Me escapé cuando se distrajeron por fanfarronear sobre sus espadas que se les fueron otorgadas por Su Alteza—dijo Shuell, guardando el cabello de Rayglen en su manga.

—Eso se conoce como abandono del deber —añadió Rayglen con voz obstinada.

Tras escucharlo, Shuell cerró la boca e inhaló apresuradamente una bocanada de aire.

—... Vaya... ¿Puede repetirlo una vez más?

Los párpados de Rayglen se entrecerraron levemente.

Fue un movimiento muy leve y fugaz, pero se vio correctamente.

«No puedo creer que haya presenciado esto.»

El corazón de Shuell se llenó de emoción.

Todo estaba más allá de su imaginación, no podría haber sido mejor.

Por otra parte, Jess, que quizás no se dio cuenta del sutil cambio de expresión, miró a Shuell como si estuviera a punto de derribarla.

Ignorando los brillantes ojos dorados, Rayglen se incorporó lentamente.

—Debo ir personalmente a la subyugación.

—Su Alteza, esto es una tontería. Solo escuche la opinión de no ir a la subyugación —dijo Jess.

—Iré.

A pesar de las repetidas disuasiones, Rayglen se mostró firme con su decisión y salió de la oficina. Por supuesto, Shuell y Jess lo siguieron.

—¿No puede decirme cuánto mide?

—Su Alteza, el clima en la frontera no es bueno.

Al mismo tiempo que la fulminaba con la mirada, Jess observaba con ojos disgustados a Shuell.

Tras caminar por un momento, Rayglen se detuvo y miró a Shuell.

—¿Tu nombre es Shuell?

Cuando la llamó por su nombre, Shuell asintió tan violentamente que le dolió el cuello. Al mismo tiempo, no era necesario decir que el rostro de Jess se arrugó implacablemente.

Los ojos azules de Rayglen Brent miraron fijamente el rostro de Shuell.

Shuell ladeó ligeramente la cabeza, mirando el par de ojos azules sin pestañear ni una sola vez.

Con una mirada feroz, Rayglen tampoco evitó los ojos dorados de Shuell.

A primera vista, parecían estar en una pelea de bolas de nieve invisibles. De hecho, la situación en sí misma era extraña y poco creíble.

El solo hecho de que Rayglen estuviera frente a ella, hizo que Shuell se sintiera en las nubes.

Consideró que era una pérdida de tiempo parpadear, así que Shuell examinó detenidamente los ojos, la nariz, la boca e incluso el cabello de Rayglen.

¿Cuánto tiempo se estuvieron mirando fijamente? La distancia entre ambos se fue acortando sin que se dieran cuenta.

En el momento en que Jess estaba completamente pálido como si no pudiera comprender la situación, los párpados de Rayglen se movieron ligeramente.

—Haré lo que usted quiere.

—Entonces, dígame cuál es su altura, también cuál es el tamaño de sus pies —respondió Shuell sin vacilar, como si lo hubiera esperado.

Rayglen intentó irse como si no quisiera seguir escuchando más peticiones de Shuell.

—¡Vale, otra pregunta! Cuando se case, ¿cuál es el apodo por el que quiere ser llamado? —preguntó Shuell, impidiéndole caminar a Rayglen.

—Apártese de mi camino.

—¿Cariño? ¿Querido? ¿Gatito?

—¿Eso importa?

Shuell de alguna manera tenía que impedir que Rayglen se marchara.

—¡Por supuesto! El afecto comienza con los apodos.

Para Shuell era imperdonable usar un apodo para un nombre tan genial como el de "Rayglen Brent", pero tenía que ganar tiempo de algún modo.

¿Habría alguna otra manera de detenerlo? Estaba desesperada por impedirle salir a su manera.


La villana cautiva al Gran DuqueWhere stories live. Discover now