❄Capítulo 35❄

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En parte se debía a que el Norte era un lugar muy difícil para vivir, pero debido a que los monstruos invadían ocasionalmente, las personas no podían vivir cómodamente. También influía en el hecho de que las historias de personas que morían a causa de monstruos no eran tan raras en el Gran Ducado.

—¿Qué les pasó a todos los anteriores grandes duques? —preguntó Shuell con profunda preocupación.

Actualmente, no había ningún Brent en el Norte a excepción de Rayglen.

Juzgando el hecho de que Sally y los otros sirvientes no mencionaron nada, Shuell tenía una suposición aproximada.

—Todos renunciaron.

Shuell no entendió por un momento.

—¿Desaparecieron sus sentimientos?

—Esa es la regla en Brent. Si se pierden las emociones y el juicio se nubla, llegará un momento en el que no se podrá distinguir entre el bien y el mal —respondió Rayglen en un tono casual, sin un solo atisbo de entonación—. Cuando eso sucede, uno se debe adentrar en las montañas del Norte y morir a manos de los monstruos.

Shuell dejó de respirar porque esto era algo que no estaba detallado en la novela.

«Ahora entiendo por qué tuvo que morir así.»

Por eso se utilizó la expresión "renunciaron", no "fallecieron".

«Muerte por elección propia.»

Los grandes ojos de Shuell temblaron levemente.

—Bueno, se quedaron sin ningún sentimiento.

—Los humanos buscan instintivamente lo que les falta.

Así como cuando tienes sed buscas agua y cuando estás estresado buscas dulces.

—Es mejor que lo sepa ahora porque es parte de Brent.

—¿Quién se hará cargo después de eso? Sería bueno tener un sucesor, pero...

—Normalmente la gran duquesa asume el poder. Sirve como escudo temporal hasta que el sucesor pueda blandir la espada con seguridad.

No era de extrañar que Sally y Petton mencionaran la sucesión.

Sólo ahora Shuell entendió perfectamente las palabras de que solo alguien que puede crecer en el salvaje Norte debe convertirse en gran duquesa.

Después de pronunciar palabras tan impactantes, Rayglen miró a la atónita Shuell.

—No es nada por lo que deba preocuparse. Gracias a usted, mis emociones están regresando, así que supongo que podemos mantener la situación y proponer otras medidas además de Railda y la espada.

¿Debería decir que era afortunada?

Shuell se derrumbó sobre la cama y miró sus manos.

Gracias a la práctica constante mientras Rayglen estaba en la subyugación, la velocidad a la que hacía florecer se desarrolló muy, muy rápidamente. Ahora, la mayoría de las flores podía hacerlas florecer fácilmente en unos dos días.

Aun así, no podía hacer florecer flores de la nada como lo hacía Elina.

«Debe haber alguna manera.»

Shuell se dio vuelta de nuevo, miró a Rayglen y preguntó.

—Gran Duque, ¿desde cuándo empezó a no tener sentimientos?

—No lo recuerdo.

—Entonces, ¿qué tipo de sentimientos tuvo en el pasado?

—No puedo recordarlos —respondió Rayglen mientras firmaba hábilmente con una pluma estilográfica nueva.

La villana cautiva al Gran DuqueOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz