❄Capítulo 53❄

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De todos modos, estaba planeado ver cómo se desarrollaba la situación.

Mientras pensaba en admirar el rostro arrugado de Elina, Shuell hizo todo lo posible por fingir no sentir sus músculos adoloridos.


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Jess inclinó la cabeza frente a Rayglen, quien salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí.

—Tan pronto como Su Alteza esté lista, la escoltaré. ¿Le gustaría ir primero al salón de banquetes?

—No, hay algo más importante que eso.

Rayglen pensó en Shuell, quien rápidamente se estaba preparando al otro lado de la puerta. Era una persona bastante impredecible cuando llegó sola al Norte, pero Rayglen nunca pensó que llegaría tan lejos como para saltar al fuego solo por el bien de la reputación de Brent.

Por un lado, le pareció algo típico de ella, pero por otra parte, sentía una leve sensación de inquietud.

No es que no confiara en ella. Es que fue demasiado imprudente.

Había demasiados factores de riesgo con los que debía lidiar para ser considerado alguien que solo consideraba ganancias y pérdidas. De hecho, desde su perspectiva, no había nada que perder de una forma u otra.

En cualquier caso, no fue solo durante uno o dos días que hubo rumores sobre que el Norte estaba en declive, y en realidad no había podido salir a la subyugación durante casi un año, así que se nos fijamos en los susurros de los nobles de la capital, no estaban del todo equivocados.

A Rayglen no le pareció molesta esa parte.

Si la Gran Duquesa es alguien tan devota a su familia hasta este punto, su condición mental es considerada excelente, aunque pareciera físicamente débil.

Sin embargo, no estaba lo suficientemente claro como para aceptar su sonrisa habitual.

Mirando silenciosamente un objeto invisible más allá de la puerta, Rayglen le susurró a Jess con voz calmada.

—Hay losas escondidas con materiales de yeso. Deséchalo todo tan pronto como estés listo.

—Sí... Comprendo.

Jess inclinó la cabeza sin decir nada, como si también hubiera adivinado la situación.

—Encuentra a la persona que le vendió las losas de piedra a Shuell en la capital. Comprueba si es digno de confianza —añadió Rayglen.

Jess se estremeció y retrocedió un paso al escuchar la voz de Rayglen más sombría de lo habitual.

—Si te parece dudoso, elimínalo —murmuró Rayglen cerca al oído de Jess.

—... Lo haré.

Un fuerte ruido se escuchó detrás de Jess, quien desapareció para realizar la misión que se le fue encomendada.

La villana cautiva al Gran DuqueWhere stories live. Discover now