❄️Capítulo 75❄️

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El Palacio Imperial estaba ocupado preparándose para el Festival Fundacional. No se trataba solo de preparar el Festival, sino que la fecha coincidía con el cumpleaños de Sílkaro, quien nació justo un día después del Día de la Fundación.

No había manera de que el cumpleaños del Príncipe Heredero del Imperio pasara desapercibido. Como resultado, el Festival que se celebraba simultáneamente con el Día de la Fundación y el cumpleaños de Sílkaro siempre eran espectaculares y extravagantes. Era en verdad un festival continental en nombre y realidad, tanto que asistían personas de otros países.

Shuell frunció el ceño cuando vio la carta enviada desde la boutique.

[ Gracias a Shuell, hace poco con mi hija hemos decidido cenar 2 veces por semana. Como agradecimiento, le envío esto para Su Alteza el Príncipe Heredero, ya que últimamente muchos parecen estar buscando un regalo

- Gorfel ]

Dentro del estuche había un brillante broche con forma de espada. Como solo mirarlo, se podía ver que estaba hecho de platino puro, y también estaba tachonado de aguamarinas, que simbolizan al Imperio Weyker.

-Por qué...

Realmente no quería darle un gran regalo a Sílkaro. De todos modos, era un hecho evidente que Netri le daría un gran obsequio.

-¿Puede entregar esto el Gran Duque? -preguntó Shuell, empujando el estuche a Rayglen.

-La razón.

-Será enviado a nombre de la familia Brent, pero se verá mejor si lo entrega el Gran Duque y no yo.

Rayglen miró la caja de reojo.

-Bien.

Shuell escuchó la respuesta y escribió en un papel.

-¿Hay algo más que se deba preparar? -preguntó Shuell, pareciendo ocupada.

-No, pero hay mucha gente con quien debo reunirme en el Festival.

Sevi envió cartas cada tres horas todos los días después de hacer el anuncio.

[ Quiero jugar ]

[ Quiero viajar ]

[ ¿Podría estar bien encerrar a Kora en una habitación? ]

El contenido era inútil.

¿Por qué era tan diligente con las cartas? ¿Tal vez solo enviaba a Kora a entregar las cartas para atormentarlo?

Cada vez que Shuell se enfrentaba al tranquilo rostro de Kora, sentían pena el uno por el otro e intercambiaban cartas. Y cuando dormía, Rayglen recibió las cartas en su nombre.

Las cartas, que se amontonaron durante la noche, eran del mismo tema.

«Tienes muchas quejas, pero sorprendentemente parece que tienes una gran cantidad de trabajo. ¿Por eso quieres escapar?»

Aun así, tal vez porque la relación entre el Templo y el Norte parecía ser buena gracias a esto, recientemente le llegaron muchas invitaciones a Shuell.

-¿Son todas del Sumo Sacerdote? -preguntó Rayglen, observando las cartas acumuladas sobre la mesa.

-No. Hay de la Señora Anbel, de la Condesa Lothia, del Barón Cella...

El movimiento del bolígrafo de Shuell se aceleró gradualmente mientras nombraba a los remitentes de las cartas.

-¡Hice un horario...!

Shuell cayó sobre la mesa.

-No tendré tiempo para estar con el Gran Duque...

Como planeaba regresar al Norte en un tiempo, era mejor establecer tantas conexiones como fuera posible mientras estuviera en la capital. La razón era porque había una gran diferencia regional con respecto a Elina.

La villana cautiva al Gran DuqueWhere stories live. Discover now