❄Capítulo 17❄

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—¿Sus emociones regresaron?

—Le aseguro que tendría la misma reacción si regresaran.

—¿En serio?

Como si hubiera estado esperando, Railda saltó de su silla. Incluso le hizo un gesto con la mano hacia Rayglen para despedirse.

—Es aburrido pasar el rato con el Gran Duque. Iré a jugar con la señorita Shuell.

—Le he dicho que regrese a la torre.

—Me niego.

Tan pronto como terminó de hablar, un pentagrama antiguo apareció bajo los pies de Railda. Tras un instante brilló una intensa luz y sopló un viento tan fuerte que hizo volar los papeles.

Cuando la luz cesó, Railda ya no estaba.

Rayglen pasó bruscamente su mano por encima de su rostro.

Las voces de varias personas, incluida la de Shuell, se siguieron escuchando desde el otro lado de la ventana.


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—Señorita Shuell, Su Alteza envió ramos de flores a su habitación.

—¡Iré ahora mismo!

Shuell, que había estado todo el día en el jardín, dio un paso atrás de la rama de camelia que había plantado tras escuchar la llamada de Sally.

Cuando terminó su tiempo de descanso, los caballeros regresaron a su entrenamiento.

Shuell se levantó y sacudió sus manos sucias. De repente, vio una capa azul oscura y no la capa roja que usaba.

—... Uh, esto...

—¿Esta planta es tuya?

De repente, Railda habló.

Solo entonces Shuell se dio cuenta de que la persona que tenía delante era el niño que había visto en la sala de reuniones.

—¿De dónde viene? —preguntó Shuell, mirando a su alrededor.

—¿Es la primera vez que ve magia?

Los magos eran muy raros dentro del Imperio.

Había magos que vivían en la capital, pero era complicado verlos desde la posición de Shuell, e incluso era difícil para Elina a pesar de ser la Comandante de los Caballeros.

Como si no fuera una pregunta a la que esperaba respuesta, Railda señaló la rama de camelia un tanto marchita.

—¿Fue por esto que el jardín se ve así?

—Sí. Planeo plantar algunas otras cosas.

¿Por qué estaba viendo el jardín ahora si tenía cuatro semanas para hacerlo? Bueno, teniendo en cuenta su decisión de quedarse en Brent, era comprensible.

La villana cautiva al Gran DuqueWhere stories live. Discover now